Sangre de bellota de
Nacho Herranz Farelo
Señores lectores, si han tenido ustedes la suficiente paciencia como para llegar hasta aquí, habrán visto en los últimos capítulos que las cosas no se estaban poniendo precisamente fáciles para la gente de Cañete del Retamal. Perdónenme si les he descrito imágenes y situaciones poco agradables, pero mi obigación es contar la historia completa, con toda su crudeza. No crean que me gusta tener que escribir sobre cabezas cortadas o muertos desangrados, sobre todo cuando tengo que hacerlo después de cenar. Pero no puede ser lo que uno quiere, ni siquiera en el mundo de la ficción. Lo que empieza mal suele acabar peor, así que no esperen ustedes un cuento de hadas a partir de ahora. Avisados quedan.