Amanece en el fuerte Patterson de Alexandra Martin Fynn
Una mujer es un tesoro para respetar, proteger y admirar, y que un hombre debe estar dispuesto a dar su vida para hacerla feliz.
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Amanece en el fuerte Patterson de Alexandra Martin Fynn
Una mujer es un tesoro para respetar, proteger y admirar, y que un hombre debe estar dispuesto a dar su vida para hacerla feliz.
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Amanece en el fuerte Patterson de Alexandra Martin Fynn
-Creo que una mujer es un tesoro para respetar, proteger y admirar, y que un hombre debe estar dispuesto a dar su vida para hacerla feliz. El sujeto que acaba de golpearla no parece pensar de ese modo, y estoy seguro de que jamás cambiará su forma de actuar.
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Amanece en el fuerte Patterson de Alexandra Martin Fynn
Tu eres mi hogar. Si decides ir a mitad del desierto, te seguiré. Si quieres vivir en una casa de hielg, allí me encontrarás. Lo crítico que me importa es despertar a tu lado cada mañana.
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Amanece en el fuerte Patterson de Alexandra Martin Fynn
Vive y ella vivirá. Muere y, en la tarde de este mismo día, ella partirá contigo.
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Amanece en el fuerte Patterson de Alexandra Martin Fynn
Ella susurraba ruegos, él respondía con caricias, y los sentidos de ambos se inundandaron de la textura, el aroma y el sabor del otro.
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De Inglaterra a Virginia de Alexandra Martin Fynn
—Así es, no iba en serio todo lo que le dije… —explicó la joven—. Me sentí atacada y reaccioné del modo equivocado. Le ruego me disculpe. —Está bien, por supuesto. —¿Aún desea guiarnos hasta la finca? —le preguntó. —Si puedo contar con su buen comportamiento, claro —dijo él. —Por supuesto —aseguró Anne—. Respecto a la condesa… bueno, no podría asegurarlo.Él rio. —Está bien, ya me ocuparé de conquistar con mis encantos a la amable señora. —Usted sí que tiene confianza en sí mismo. |
De Inglaterra a Virginia de Alexandra Martin Fynn
—Usted… es un… maldito… ¡norteamericano! —lo dijo como un insulto del que él se percató. —¿Y se puede saber qué quiere decir eso? —preguntó él, ahora sin bromear. Anne recordó las palabras de la condesa, aquellas que había usado para degradar a los habitantes de esas tierras. —Quiere decir que no tiene modales, que es… grosero, impertinente y… y… que come demasiado —le espetó ella—, pero sobre todo que no es un caballero de verdad —continuó—, es un bruto, si educación, que no sabe comportarse en sociedad. Ni siquiera estoy segura de que no sea usted alguna clase de delincuente, un asesino o un ladrón de bancos. Por el aspecto que tiene, bien podría serlo. Anne no creía nada de lo que estaba diciendo; de hecho, estaba en contra de todos esos prejuicios sobre los norteamericanos, pero deseaba tanto molestarlo que no dudó en repetir las palabras que había escuchado tantas veces durante los días previos a su viaje. |
¿En que año nació Marcel Proust?