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Entrevista a Lina María Parra Ochoa, autora de La mano que cura

 

Artículo publicado el 08/11/2023 por Lucía Moscoso Rivera

 

Una casa se llena de moscas sin explicación alguna, quien la habita es Lina, acaba de fallecer su padre y el proceso de duelo incluye hacerse cargo de los libros que él dejó, entre el silencio y la extrañeza que se siembra entre ella, su hermana y su madre. Las visiones, la brujería y las supersticiones toman el protagonismo de esta historia que disecciona los vínculos y secretos familiares. La mano que cura es una novela en la que se funden la magia y la ciencia. Se trata de la primera narración de largo aliento de Lina María Parra Ochoa, publicada por Editorial Tránsito. 

 

 

¿Cuál fue tu primer contacto con la escritura literaria?

 

Desde que tengo memoria siempre hubo libros en mi casa, y mi papá me enseñó a leer cuando era muy niña, por lo que la literatura siempre ha hecho parte de mi vida. Creo que ese ambiente me animó a escribir. Empecé a los siete años, en unos diarios que me regalaron de cumpleaños, y nunca he dejado de hacerlo. Trato de entender el mundo al contármelo en historias.

 

Vienes de escribir cuentos ¿Cómo ha sido la experiencia en cuanto al proceso de escritura de esta, tu primera novela?

 

El proceso de escritura no fue tan distinto, porque de cierta manera pensé los capítulos de la novela como cuentos. Además, implicó un tiempo de encierro para escribir, cosa que también he hecho con los libros de cuentos. La diferencia, para mí, estuvo en la necesidad de mantener claro todo el panorama de la historia que iba escribiendo, para no perderme.


La novela empieza con un fragmento de prensa sobre una muchacha que después de cinco horas muerta, revive y hace predicciones ¿Es este el disparador de la historia o cómo surge su escritura?

 

Este es uno de los disparadores, es un fragmento adaptado de un recorte de prensa real muy viejo que encontré entre unos libros en una librería de segunda y que me quedó sonando. Pero también hubo otros disparadores. Creo que la escritura para mí es ir juntando fragmentos de cosas, historias, ideas que me dicen algo, y que guardo hasta que se acomodan con las demás. Entonces no hay solo un disparador.

 

La mano que cura gira en torno a la magia y a la figura de las mujeres curanderas ¿A manera de reivindicación?

 

Puede leerse de esa manera, claro. Aunque las mujeres de la novela no necesariamente son curanderas. Ellas tienen los poderes, son mujeres brujas, pero los poderes, como cualquier otra herramienta, puede usarse para muchas cosas. Más que una reivindicación de un oficio como el de las curanderas, es una exploración sobrenatural e imaginaria de prácticas de brujería similares a aquellas en las que muchas personas creen y a las que temen.

 

¿Desde qué lugar quisiste hablar de la muerte y del duelo en esta novela?

 

La muerte en la novela aparece de muchas maneras, como un destino triste pero ineludible, como una sanación, como una puerta que abre nuevas posibilidades, como una injusticia. No hay entonces un solo lugar desde donde hablar de la muerte, más bien ella está desparramada por toda la historia, que precisamente busca explorar sus múltiples caras.

 

La magia y la ciencia, lo fantástico y lo racional aparecen en la historia sin oponerse, como dos formas igual de legitimas para comprender el mundo ¿Crees que siempre ha sido así o solo en determinados momentos de la historia?

 

Esta supuesta oposición es lo que me interesa narrativamente, explorar las formas en las que la magia y la ciencia son dos caras de una misma cosa. No necesariamente pienso esto para mí vida, pero me gusta mirarlo desde la literatura, entender las maneras en las que el pensamiento «supersticioso» o sobrenatural y la supuesta racionalidad científica, realmente conviven sin muchos problemas en la vida diaria de muchas personas. Conviven y hasta se complementan. 

 

Lina, uno de los personajes de la novela, se enfrenta a la biblioteca que ha dejado su padre después de muerto ¿Los libros que? lugar ocupan en los afectos y en la memoria?

En el caso de La mano que cura la protagonista ve en los libros la vida de su padre, sus lecturas, sus búsquedas, sus gustos. Y desbaratar la biblioteca es desbaratar también un poco esa vida, ese complejo de lecturas que no podría ser de nadie más. Sí creo que los libros de una biblioteca hablan de la vida y la memoria de ese lector.


En tus libros de cuentos Malas posturas y Llorar sobre leche derramada ya aparecen los personajes que conforman la familia sobre la que transcurre esta novela.

Sí, tengo una idea terca de armar una ficción grande y medio difusa con pedazos de esta familia que reaparece en diferentes historias que escribo. Aparecen personajes y hechos en más de una ocasión. Y son robos de mi familia, me robo sus nombres y sus caras para reinventármelos en la ficción.


Hay una frase que aparece en varios momentos de la historia «Uno es un canal por donde pasa lo que es verdad» ¿se puede aplicar esta frase fuera de la magia?

Tal vez. Esta frase habla de cómo entender el poder secreto de estas mujeres brujas, pero según quién lo lea también puede hablar de otros poderes que no son sobrenaturales, y de la idea de que si nos pensamos como canales entendemos las maneras en las que estamos conectados con el mundo, con la tierra, con los demás seres. 


Un elemento que llama la atención es el silencio que se hace presente en los personajes de diferentes formas ¿Cómo opera este elemento en la historia y de manera formal en la escritura?

Me interesó mucho pensar en el silencio, en los diálogos que no se dan, en lo que se quiso decir y no se pudo. Tal vez esta se sienta como una novela silenciosa, porque no hablan mucho los personajes y porque el silencio es en sí una forma de los poderes. Cuando las protagonistas llaman al silencio crean una especie de espacio donde no son vistas ni escuchadas, esto les da ventaja, les da una manera distinta de ver el mundo.


¿Podemos todos tener la mano que cura?

La mano que cura es en sí la idea de que estas mujeres realmente tienen un poder secreto e inexplicable que les permite dominar ciertos elementos y circunstancias. Pero claro, la mano que cura puede ser muchas otras cosas. De hecho, la idea de la mano que cura, la frase misma, surge de algo que nos decía mi papá a mi hermana y a mí cuando estábamos enfermas, y él nos ponía su mano en el lugar del dolor y nos decía que iba a sanarnos porque él tenía «la mano que cura». Entonces tal vez sí, todos podemos tener la mano que cura.

 

 

Lina María Parra Ochoa y sus lecturas


¿Qué libro te incentivó a escribir?

 

Ninguno en particular, más bien la acumulación de lecturas de infancia me dieron esa necesidad de contar mis propias historias.

¿Qué autor/a te pudo provocar dejar de escribir? (por su calidad indiscutible)

 

No tanto así, pero cuando era adolescente y terminé por primera vez Cien años de soledad, sentí que ya no había nada más que pudiera ser contado.


¿Cuál fue tu primer gran descubrimiento literario?

 

Se me viene a la cabeza la primara vez que leí una novela de Sherlock Holmes. Eso, descubrir al detective de Sir Arthur Conan Doyle me cambió para siempre en la pre-adolescencia.


¿Qué novela relees con frecuencia?

 

Sí me gusta releer pero no hay ninguna en particular que relea con frecuencia, aunque últimamente me encuentro volviendo a hojear la obra de Mariana Enríquez.


¿Qué libro te da vergüenza no haber leído aún?

 

Hay muchos del canon europeo que no he leído, pero no me da vergüenza.


¿Qué clásico de la literatura consideras que ha sido sobrevalorado?

 

Tal vez en Colombia Andrés Caicedo.


¿Quién sería ese diamante literario que darías a conocer a nuestros lectores?

 

El escritor colombiano Matías Godoy.

 

¿Qué estás leyendo actualmente?

 

En diciembre llegaban las brisas, de Marvel Moreno. 

 

 

Descubre La mano que cura de Lina María Parra Ochoa, publicado por Editorial Tránsito.

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