Retratando por medio de un narrador omnisciente pequeños mundos de desventuras, logra la autora la construcción de un universo en el que haciendo un uso exquisito del lenguaje en cuanto a su extensión, combinación y construcción, paseamos en su narrativa por diversos géneros literarios sin que ella encasille su pluma en uno solo de ellos, logrando con maestría encontrar su propia voz y así construir lo que podríamos llamar una novela absoluta, densa en todas sus denuncias, fresca en la visión femenina del deseo y de la conformación de una feminidad no segmentada, latente, fuerte y nada reservada o conservadora como se lo exigía la sociedad del momento o incluso la de ahora. En la novela, Lina, y su gran memoria ya se encuentran fuera del país, pero es a través de todos los recuerdos que ella guarda de su infancia y adolescencia, incluso de las revelaciones que solo la adultez le permitió obtener de sus conversaciones del pasado, que podemos adentrarnos en la vida de tres de sus amigas y al lado de ellas, de un sin número de mujeres por medio de las cuales ella, nos entrega un retrato de la sociedad barranquillera de los años cincuenta, que mirándola detenidamente no ha sufrido más que algunos cambios superficiales, y que se extiende a todo el país, incluso a otras partes del mundo. En esta ciudad presenciamos la apología al machismo mas encarnado y justificado por todos sus miembros, el clasismo desmedido, el abuso de poder, la violencia doméstica, los abusos a los que son sometidas las mujeres por las costumbres enraizadas que las obligan a desempeñar papeles que las alejan de quienes realmente son o pueden llegar a ser. Pero para no convertirse en total desesperanza también encontramos en cada una de las tres partes del relato mujeres fuertes, sabias, dueñas de sí mismas y sus deseos tanto mentales como físicos, contrapartes dignas de los personajes masculinos que abusan con creces del poder que les infunden las costumbres de su entorno. Una novela de la que se puede hablar por días enteros, adelantada a su época, contundente, necesaria, real, tan dueña de si misma como su autora, una imprescindible de la literatura colombiana. + Leer más |
19/3/2024. Diálogo Las precursoras: María Luisa Bombal y Elena Garro, en el marco del ciclo El Big Bang de la literatura hispanoamericana.
Ciclo El Big Bang de la literatura hispanoamericana
Resulta incuestionable que uno de los signos de los tiempos es la insurgencia de una generación de escritoras hispanoamericanas, que solo puede calificarse como extraordinaria y que incluso algunos comparan ya con el boom de la novela latinoamericana de las décadas de 1960 y 1970. En efecto, la aparición y la difusión de un amplio grupo de obras de autoras latinoamericanas y españolas en los últimos diez o quince años significa no solo la renovación del intercambio cultural y editorial entre las dos orillas del territorio de la Mancha, sino también el surgimiento y la consolidación de una generación de escritoras que por sí solas configuran una nueva constelación de la literatura escrita en español. No se trata, por cierto, de literatura femenina ni feminista, sino más bien de literatura a secas en muchos casos de gran calidad, cuya característica principal es que las creaciones y reflexiones que la integran vienen firmadas por mujeres. Ahora bien, este extraordinario fenómeno implica también la recuperación de la obra de escritoras mayores de la lengua que pertenecen a generaciones anteriores y que por diferentes razones se encontraban marginadas u olvidadas, como es el caso de Marvel Moreno, Maria Luisa Bombal, Elena Garro, Rosario Castellanos, Armonía Somers, entre otras.
Bienvenida:
- Luis Prados, director de Programación de Casa de América.
Participantes:
- Eduardo Becerra, catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Universidad Autónoma.
- Selena Millares, catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad Autónoma.
- Valeria Correa Fiz, escritora.
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