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Egipto, 1346 a.C: nos trasladamos a cuando Nefertiti y Akenatón gobernaban, cuando, después de que el pequeño Khay descubra el don de controlar a los animales que posee Amunet, llegará a voces de los sacerdotes del clero de Atón y será reclutada para trabajar al servicio de la familia Real. Egipto-París, 1799: esta vez nos trasladaremos a la época de Napoleón Bonaparte, cuando Shaheen, que posee el don de hablar con los muertos, y su banda de ladrones deciden asaltar la tumba del Valle de los Nobles, donde está atrapado el espíritu de Amunet desde hace tres mil años, se unirá a Shaheen para conseguir pasar al otro mundo y reunirse de nuevo con los suyos. El libro consta de dos hilos temporales, contados desde las perspectivas de nuestros protagonistas: Amunet y Khay por un lado, y Shaheen y Gabriel por otro. Lo que nos lleva a ir avanzando desde el momento en que Amunet y Shaheen se conocen, mientras vamos descubriendo que les pasó a Amunet y a Khay. Personalmente, me ha atrapado muchísimo el formato de este libro, porque quería saber pasado y futuro y era imposible parar de leer. Además de lo sencillo que es empatizar con todos los personajes, los cuales me parece que están perfectamente construidos, ya que puedes llegar a conocerles tanto como para quererles y odiarles al mismo tiempo, porque no son perfectos en absoluto y eso les hace parecer más de carne y hueso. La autora demuestra tener una facilidad maravillosa para entrelazar diferentes géneros, como la fantasía, la histórica, el romance y el thriller. Y quiero destacar que se nota muchísimo el trabajo que ha hecho documentándose sobre ambas épocas y consiguiendo entrelazar sus personajes ficticios con los que fueron reales, hasta tal punto que uno podría creer que realmente estos cuatro protagonistas existieron e hicieron historia. Como veis, no he mencionado nada malo sobre el libro y es porque no me parece que tenga ni un solo defecto, por el contrario, pienso que es una obra de arte que pasa a ser de mis favoritos, sin duda alguna. |
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