La conjura de Aramat

Estaba claro que si Victoria se decidía a escribir fantasía, el mundo que creara sería increíble y muy rico en todos los detalles posibles. Así ha sido. Y a mí personalmente el tema de mezclar Las mil y una noches con el rollo steampunk me ha parecido una pedazo de idea que Victoria ha sabido ejecutar muy bien.

La mayor parte de la historia se nos cuenta desde tres puntos de vista, que se corresponden con tres mujeres de diferentes edades: Marjannah (35), Raisha (16) y Zafirah (12). Resulta muy interesante ver la historia desde sus diferentes perspectivas, que dependen en gran medida de su edad y lo que les ha dado tiempo a vivir.

Reconozco que los capítulos de Zafirah me han costado algo más, y eso que son capítulos en los que pasan cosas que hacen avanzar la trama casi constantemente, pero por algún motivo, me resultaba difícil mantenerme enganchada cuando tocaba su punto de vista.

Marjannah, por otro lado, es un personaje muy interesante, una mujer llena de grises y por tanto muy real. Pero lo que más me ha gustado de ella, por encima de todo, es lo muchísimo que quiere a su hija y cómo está dispuesta a darlo todo por ella.

Pero Raisha ha sido sin duda la que más me ha gustado. A pesar de que durante la mayor parte del libro es demasiado inocente y cándida, demasiado buena gente, todo lo que vive va haciéndola cambiar hasta que empieza a plantar cara y a arriesgarse. Y también me ha gustado mucho su relación con Sheng, que me ha conquistado. Es el típico personaje masculino que sufre y lo oculta con sarcasmo y bravuconería, y comete unos cuantos errores pero... Es que me pierden este tipo de personajes. Lo que más ganas tengo que ver en los siguientes libros es la evolución de su relación.

En cuanto a la ambientación, como ya he dicho y como todos esperábamos, es muy buena. No solo nos presenta el sultanato de Aramat al detalle, sino que también hay otros reinos, entre los que destacan Cameroth (que me da a mí que está inspirado en parte en Camelot) y Helial (de inspiración asiática). Todos los lugares y culturas están perfilados hasta el más mínimo detalle. El problema es que hay tanta información que a veces el cerebro no llega a procesarla o retenerla toda, y cuando llegas al final y te das cuenta de que parte de esa información resulta que es esencial... En fin.

Por otro lado, el sultanato es un caso curioso, puesto que, a nivel político y social, las únicas que tienen poder e importancia son las mujeres. No es la organización política ideal, ni mucho menos, porque está lejos de la igualdad, pero es curioso ver algo tan diferente y poco habitual en literatura (o en la vida real).

El ritmo ha sido un poco irregular a veces, lento en algunos capítulos, pero las últimas 150 páginas son una montaña rusa de acontecimientos y revelaciones. Me he quedado con la boca abierta ante el último capítulo, desde luego ha sido el golpe de efecto necesario para hacerme querer leer el siguiente lo antes posible.

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