confeti: relatos pintados

confeti es un estallido de breves relatos, dispares, escritos con mimo, y con la suavidad y el peso de ese conocido papel de cabalgatas y piñatas.

marité irimia acompaña a los 42 cuentos que componen está antología con sus pinturas desenfadadas, dándole color y amabilidad a las diversas aventuras que su imaginación nos ofrece, incluso en aquellas más tristes.

además, esta colección es bilingüe; inglés y castellano conviven en la misma habitación, lo que la hace ideal para aquellos que estudien la lengua de shakespeare, pues la autora venezolana, huye de la densidad, escogiendo palabras que a todos nos resulten cercanas, pero colocándolas en el lugar exacto, para que por un lado cuenten, y por el otro, suenen afinadas como piano de cola.

aunque a priori parezca que estemos frente a una torre de babel lingüística y literatura, yo si encuentro un par de nexos de unión en la obra.

la cotidianidad. la vida misma está llena de momentos que todos conocemos, en especial, los más absurdos, que parecen diferentes pero que a todos nos ocurren.

así encontramos, desde aquel primer beso, hasta arañas, gatos, ladrones, divorcios, últimos suspiros y un ambientador floral, que desde ya, es mi favorito y cuyo aroma no descansaré hasta encontrarlo.

la segunda cuestión que se repite en sus letras es la forma de afrontar los distintos estados emocionales que marité pinta y relata.
incluso en las situaciones más desafortunadas y dramática existe un hálito, una calidez, madura y serena de afrontar lo que el destino les depara a sus múltiples protagonistas que es, simplemente, pura vida.

ella, ya se habrá dado cuenta, pero se me antoja necesario explicar la ausencia de mayúsculas en esta humilde opinión. en realidad se debe a un guiño que le hago a la autora y su rebeldía.
a su lógica aplastante de que ninguna palabra es mayor que las otras.
reconozco que mi corrector me lo está poniendo francamente difícil.

un libro cuidado, que cada cual leerá a su ritmo, pero que, convencido estoy, a todos nos dejará una inmensa sensación de serenidad.

gracias, marité, por hacerme llegar esta antología que he disfrutado con mucha paz, hasta en los sobresaltos.