En este relato el único dolor que existe es el mío. Zuriñe es simbólica. Su cuerpo se ha roto, pero su cuerpo no está aquí para confrontarnos. Dependo de un coche para el desguace que nunca le vi conducir y de un relato oral que tampoco funciona porque el dolor físico impugna el lenguaje, [...]. Necesitaría ver sus heridas, o alguna herida a la altura, pero en este salón solo tenemos tatuajes y cicatrices.
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