El amor de Erika Ewald

"Identificó tan bien sus intenciones y se compenetró con tanta sensibilidad que él adivinó en el acto la finura y profundidad de su naturaleza."

La segunda novela o relato que leo de Stefan Zweig lo he encontrado similar al primero, Carta de una desconocida. En este caso para bien, ya que fue una de esas pequeñas y delicadas joyas literarias que se disfrutan con placer, pese a su faceta pesimista y desapacible trasfondo. Su capacidad narrativa y la elegancia de su estilo convierten a Zweig en un autor capaz de seducir desde las primeras líneas.

El amor de Erika Ewald profundiza en los sentimientos de una artista vienesa de clase media que lleva una existencia rutinaria rota por una nueva relación con un músico describiendo la turbación y los miedos que afloran en ella, desde una sutil perspectiva interior donde somos testigos del proceso de ese enamoramiento. Zweig es un gran conocer de la psicología femenina, aunque no sea la típica novela donde el lector se pueda identificar, sí consigue empatizar, sentirse cercano y comprensible con las emociones que plasma en esta prodigiosa ambientación.

Me gusta como escribe Stefan Zweig, su talento y conocimiento de la psicología, y me identifico con esas cartas de amor desbocado y agridulce, que han quedado como pequeñas perlas literarias que merecen ser descubiertas y leídas cada cierto tiempo. Erika Ewald es sentimental y compleja, el torrente sonoro de Tristan e Isolda la llenan de felicidad y tormento, tanto como a mí.