Mañana, y mañana, y mañana

La novela que hoy os traigo fue una de las sensaciones del año y ganadora del Premio Goodreads 2022 a la mejor novela de ficción.

Una novela sobre la amistad, el crecimiento personal y la madurez, desde el punto de vista de un grupo de amigos que se labra su futuro a través de un arco temporal de varias décadas, un progreso vital, desde la infancia a la adultez, que viviremos de primera mano junto a ellos.

Los grandes temas vitales, el amor, la muerte, el dolor, se aúnan en un texto sencillo, y muy fresco, devorable, con rasgos de novela juvenil o new adult, pero bastante decepcionante en cuanto a la profundidad de su contenido. Cierto es que la historia de Sadie y Sam, y todo su periplo de amigos, es una gran historia de amistad, pero se vislumbran en demasiadas ocasiones comportamientos tóxicos o incomprensibles por parte de los personajes, incluso pueriles, que no cuajan con el momento de madurez vital que el texto quiere mostrar. Hablando de personajes, los principales son planos, fríos, no he conectado nada con ellos, eso sí, salientar, en contraposición, la potencia de los secundarios, Marx os dejará el corazón caliente.

Si a esto le metemos varios golpes de efecto cliché de corte emotivo, cuyos desencadenantes apenas tienen fuerza, una novela que podría ser exquisitamente deliciosa, se torna entretenida sin más. Ya no hablemos del hype que se ha creado en torno a esta ella, un arma de doble filo con la cual es complicado lidiar.

Lo mejor es sin duda, la exquisita ambientación y contextualización, la explosión tecnológica de los 90 y el trasfondo del mundo de los videojuegos, que hará las delicias y arrancará del baúl de los recuerdos vuestras más tiernas vivencias. Un texto colmado de referencias a la cultura pop y urbana de la época, que os hará viajar a vuestro pasado más nostálgico.

Una lectura agradable y tierna que recomiendo, pero sin la fuerza suficiente para convertirse en una novela que deje huella o haga historia. Un viaje revival en el tiempo, un paseo en la montaña rusa de los recuerdos, que puede caer en el olvido nada más cerrar la puerta del parque de atracciones.