"El sol del mediodía caía con fuerza sobre la terraza del bar de la avenida de Oscar Esplá. Santi Blanes tenía una botella de agua con gas y junto a ella un paquete de chicles de menta. Masticar esa maldita goma no era ni remotamente como fumarse un cigarrillo pero había descubierto que le ayudaba a relajarse."
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