Siguiente caso del inspector Saúl Ros. En esta ocasión la investigación comienza cuando llegan a una casa y encuentran cuatro cuerpos, uno corresponde a Sergio Cal un director de un colegio de élite, su esposa y sus dos hijas pequeñas, todos han sido asesinados a partir de aquí nuevamente nos volveremos a unirnos al equipo en la investigación que transcurre en Madrid. Las cosas se les irán complicando porque no tienen mucho con lo que trabajar, aunque la casa tenía sistema de seguridad descubren que algo falló y eso permitió el acceso. Tras muchos callejones sin salida poco a poco el equipo irá descubriendo que fueron varios los que accedieron a la vivienda y que lo único que se llevaron fue el ordenador personal del Sergio que estaba en la planta de arriba en su despacho. Pero en esta ocasión no solo seguiremos la investigación de los crímenes de Madrid. Conoceremos a Alan Doyle un policía de Edimburgo, nos contarán la historia de Alan y su intento por saber qué le pasó a su amigo de la infancia Bobby, quien por los primeros indicios todo apunta a un suicidio, pero esto no le termina de cuadrar a Alan por lo que tiene que investigar por su cuenta pero al ser un simple policía se da cuenta de que no puede llegar muy lejos en su investigación por lo que se siente frustrado ya que no piensa que fue un suicidio y que algo se esconde tras la muerte de su amigo. Como tenemos dos frentes abiertos durante la lectura nos moveremos entre la investigación de Saúl en Madrid y la investigación de Alan en Edimburgo. Pero lo que más me ha fascinado es como de repente el escritor da un giro y nos une las dos historias. Un final que te deja un buen sabor de boca al menos en mi caso. + Leer más |