Hojas Rojas: 2

Fantasía, autora china de renombre (famosa dentro de los movimientos vanguardistas de los ‘80 y ‘90), y esa edición tan preciosa: yo ya estaba dentro, pero con algún reparo, ya que aunque últimamente me estoy haciendo bastante fan de los relatos, no siempre lo he sido, y apenas he leído ciencia ficción o fantasía asiática.

Y tras eso, de pronto llega Can Xue y me desmonta cada uno de los esquemas que pudiera haberme hecho en la cabeza. Con un primer relato que no consigue llegarme y me deja algo fría, decido lanzarme en picado al segundo y bueno, qué deciros: Can Xue, toma todo mi dinero, quiero todos tus libros.

Nos encontramos ante una serie de cuentos donde prima más lo psicológico que lo que realmente se cuenta. La autora es una maga de lo que no se ve, de lo sensorial, del folklore, de frases que nos hacen imaginar, entrar en mundos imposibles, crear personajes que sólo existen entre sus páginas y en nuestra imaginación pero que se convierten en reales, con una calidad en el detalle apabullante, siendo curiosamente muy sencilla en sus palabras. Y es que para Can Xue no es necesario entrar en grandes descripciones, sus relatos comienzan y acaban en pocas páginas, creando, sin embargo, grandes historias que se quedan para siempre con nosotros.

La fantasía que maneja la autora china no es la de la terminología compleja de Ted Chiang o la de grandes universos paralelos e imposibles. Ella crea historias para todos, tiernas, emotivas, también a veces inquietantes, que te atrapan y hacen que quieras que se desarrollen mil páginas más. He sentido pena al terminar algunos de sus relatos, y eso en la literatura es lo más maravilloso que puede pasar. El querer más. Las ganas de que nunca se acabe.

En una entrevista concedida en el año 2022 Can Xue decía: “Mi forma de escribir es la escritura automática por lo que no puedo pensar en ellos. Aunque cuando termino un libro realmente me preocupa cómo van a reaccionar”. Evidentemente, ese "ellos" son sus lectores, y no, no piensa mucho en ellos, en nosotros, tampoco está obligada. Así que su forma de escribir, “todos los días durante una hora a las siete de la tarde” explica esa escritura en cascada, a chorro limpio, sin censura, sin límites...
Y te puede gustar, o no, pero hay que reconocerle la originalidad, la valentía, la creatividad. Y puede que cuando termines el libro pienses que no has entendido nada (cómo me ha pasado a mí) pero eso no le resta frescura, descaro y un amor por la naturaleza que impregna algunos de sus relatos, sino todos, en los que en primera persona una urraca, un sauce o un diminuto bicho que vive en las entrañas de la tierra, rodeado de arena, nos cuentan sus propósitos, sus sentimientos, sus anhelos, "moverse en vertical" en lugar de hacerlo en horizontal como hacen todos los demás.
Qué curioso, parece que sus relatos no son tan absurdos, parece que quieren contar más de lo que hacen a primera vista. En fin, me habré equivocado, le daré una nueva oportunidad, lo volveré a leer, ahora con otros ojos, con otra mentalidad, sin razonamiento ni lógica. Así es Can Xue, no os la perdaís.