Una habitación propia

Cuando Virginia Woolf tiene que hablar sobre mujer y ficción, explicar cómo no ha habido grandes escritoras como Shakesperare entre las mujeres, su respuesta se sintetiza en estas famosas palabras: para escribir ficción, una mujer debe tener dinero y una habitación propia. Con las escritoras ficticias Mary Beton, Mary Seton y Mary Carmichael, la autora recorre la historia de la literatura mostrándonos cómo han sido las condiciones sociales y económicas de las mujeres las que han propiciado que muy pocas hayan destacado como escritoras. ¿Cómo puede una parte de la sociedad sometida, carente de independencia e intimidad, destacar en las letras? Las tres Marys, trasuntos de escritoras de difrentes épocas y entornos sociales, se enfrentan a dificultades que hacen sobresalir aún más sus talentos. Con sus avatares, la autora pone en evidencia a quienes niegan que las mujeres estén dotadas para las letras.
Una lectura fundamental para reflexionar sobre las dificultades a las que las mujeres se han enfrentado a lo largo de la historia para dedicarse a las artes, y en particular a la literatura.