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Crítica de Secretos_literarios


Secretos_literarios
07 February 2024
En octubre de 1928 Virginia Woolf dio dos conferencias en la Sociedad de Newham y la Odtaa de Girton, en las que se dedicó a exponer el tema de la mujer y la novela. Basándose en sendas charlas escribió Una habitación propia, un ensayo donde analiza el papel de la mujer en la literatura y trata de explicar los motivos que la llevan a anunciar que una mujer necesita imperiosamente una habitación propia y tener dinero para escribir.

Contado en primera persona a través de un personaje inventado conocido como Mary Beton, Mary Seton o Mary Carmichael, este ensayo, marcadamente feminista y en el que se mezclan realidad y ficción, recorre el mundo literario, la historia y la cultura en busca del papel que representaba la mujer, la importancia que se le atribuía y la forma en la que era considerada dentro de un sistema puramente patriarcal y lo relaciona con las diversas situaciones a las que una mujer debía hacer frente y las condiciones propicias para que pudiera escribir y publicar.

Con estas premisas como telón, la autora nos habla acerca del modo en el que los hombres ven a las mujeres, lo que ellas significan para ellos, la manera en la que se han visto sometidas y maltratadas a lo largo del tiempo y plasma la reacción del sexo opuesto ante los cambios que, lentamente, se van produciendo en el estatus de las mujeres, como sería el derecho al voto. Así, son muchos los ejemplos que llenan las páginas del libro que dan vida a estas ideas y que proceden tanto de personajes masculinos de renombre, que se recrean en su crítica contra las mujeres, como citas de diferentes libros que fueron escritos por hombres en los que se dedican a analizar la conducta del sexo que tildan de débil, y también aparecen conclusiones de la propia "Mary".

Asimismo y unido a lo anterior, se ironiza sobre la diferencia existente entre los personajes femeninos que se describían en las obras literarias y la figura real de la mujer, mostrando al mismo tiempo la escasa relevancia y lo mal dibujada que estaba su persona en algunos libros, dado que todo estaba narrado desde la perspectiva de los hombres y éstos desarrollaban a la perfección sus propios pensamientos y quehaceres pero no llegaban a comprender ni a representar correctamente la complejidad y el día a día de una mujer, independientemente de la clase a la que dicho personaje femenino perteneciese.

Por supuesto, un tema crucial que se trata en la obra y que es analizado en profundidad es la posibilidad de que una mujer escribiera un libro y el pensamiento que se generaba o podría haberse generado alrededor de este acontecimiento. En este sentido, pone de relieve el enfrentamiento que se producía, no solo con los hombres y la sociedad en su conjunto, que consideraban totalmente inapropiado e irrisorio que una mujer intentase entrar en el ámbito literario y la condenaban por ello, sino también el que se creaba en su propio ser, ya que el deseo fuerte de escribir chocaba con la educación que le habían inculcado, con los ideales que le habían enseñado desde su más tierna infancia y de las consecuencias que acarreaba esa lucha. Para ello, Virginia se inventa a una supuesta hermana de Shakespeare, a la que denomina Judith, y elabora una historia que muestra lo que habría sucedido si una mujer con el mismo talento que el dramaturgo hubiese seguido sus mismos pasos.

De igual modo, recrea la forma en la que las mujeres fueron introduciéndose en la literatura, las diferentes autoras que aparecieron, y desarrolla lo que caracterizaba su estilo de escritura. Nombres altamente reconocidos como Jane Austen, las hermanas Brontë y George Eliot, entre otros, aparecen en escena, permitiéndole a Virginia justificar su idea de que es necesario escribir sin resentimiento ni odio, de que no hay que imitar a los escritores y su afirmación de que se debe mostrar a las mujeres tal cual son, describiendo la realidad con total libertad. Es gracias a ellas que queda aclarado el título de la obra, que se demuestra la importancia de tener un espacio propio en el que poder escribir sin interrupciones y que se explica los motivos que llevaron a la autora a decir que el dinero es relevante.

En cuanto al estilo de escritura, nos encontramos ante una narración lenta, densa en cierto modo, elaborada y llena de matices, todo lo cual hace que la lectura deba tomarse con serenidad, aunque también se palpa el humor irónico de la autora. Es un ensayo en el que se dicen multitud de cosas, en el que cada frase tiene su razón de ser e implica más de lo que parece a simple vista y en el que la profundidad del tema es innegable. Es cierto que de vez en cuando se sale de la línea previamente iniciada y divaga para luego volver al camino, pero eso no hace que sea menos atrapante.

Ahora viene cuando os digo lo mucho que me ha encantado el libro, que lo recomiendo encarecidamente, que creo que es de obligada lectura, que no puede dejar indiferente a nadie y que te abre los ojos a la realidad. Sin embargo, estaría pecando de injusta y le haría flaco favor a esta maravillosa obra si me limitase a decir eso. Cuando digo que te abre los ojos a la realidad, estoy siendo completamente sincera y me quedo corta porque Virginia Woolf va mucho más allá, ya que su mensaje va calando lentamente en tu mente, hace que te replantees muchos aspectos que se dan por sentado, que te cuestiones la ideas que tenías y te descubre otras nuevas de las que ni siquiera eras consciente. Está plagado de esas frases que te impactan de frente, creándote un nudo en el estómago y, de repente, te encuentras preguntándote cómo es que no habías caído en la cuenta antes; son esas frases que despiertan ideas enterradas bajo capas y capas de convencionalismos. Dice la autora que necesitamos unos cien años para que la situación de la mujer dentro de la literatura se arregle y, teniendo en cuenta que se publicó en 1929, tiene razón. Miras a tu alrededor y compruebas que gran parte de lo que está escrito en este ensayo sigue ocurriendo, que estamos lejos de disfrutar de las mismas condiciones y derechos, ya que las posibilidades de que una escritora publique y alcance el éxito dependen también del género literario del libro en cuestión. Por suerte, son muchas las plataformas que quieren dar visibilidad de las autoras, pero nos queda camino por recorrer.
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