Que Virginia Woolf es una ensayista increíble lo sabemos. Decían que como oradora sin embargo era algo aburrida, lo cual no me importa, porque lo que escribe es interesante y sobre todo estimulante. Ha sido éste uno de los muy poquísimos libros en que me he rendido a la necesidad de subrayar. Está lleno de claves, reflexiones… sobre el arte, la escritura, la lectura, las mujeres o el placer de pasear. Ya había leído sus paseos por Londres o Cómo leer un libro, pero he disfrutado con su descripción de los mediocres, su visión todavía escéptica sobre el cine, sobre las obras clásicas y su lugar frente a las contemporáneas… cuestiones absolutamente vigentes. Cada pieza de este libro está prologada por Itziar Hernández Rodilla enmarcándola en cada momento vital y artístico de Virginia. Las ilustraciones de lo hacen aún más delicioso. No siempre elijo ediciones de Alma, a veces su traducción pierde la importancia que merece para dársela a la ilustración y el cuquismo. Pero en este caso la edición es preciosa gracias a Gala Pont, bien traducida, prologada y muy recomendable en todos sus aspectos. Ya he comprado un par para regalar. |