El retrato de Dorian Gray

"El retrato de Dorian Gray", Oscar Wilde. 1890 Única novela de Wilde, criticada hasta el extremo de asegurar que tenía "un elemento [...] que mancharía cada mente joven que se pusiera en contacto con ella" haciendo alusión a los tintes homoeróticos de la obra.
Basil Hallaward pinta el retrato del jovencísimo y hermoso Dorian Gray, cautivado por esa belleza que engrandece, según él, su obra artística. El alma de Basil está pincelada en ese retrato hasta el extremo de no desear exponerlo y así se lo comunica a su amigo Lord Henry Wotton, Harry.
Dorian al ver su retrato se lamenta de que el cuadro siempre será joven, mientras él envejecerá y desea que sea al revés. Y mientras el indolente Harry le convence de que la belleza, la juventud y la satisfacción de los sentidos es lo único que merece la pena conservar en la vida. Después de un trágico incidente con una ingenua actríz, que la lleva al suicidio, Dorian se da cuenta del cambio en su retrato y, sin ningún atisbo de culpabilidad, se sumergerá en el placer egoísta de satisfacer todos sus deseos, sin producirse cambio alguno en su rostro y conservando su juventud. No así su retrato, único testigo de su decrepitud de espíritu.
Wilde escribió "Basil Hallaward es quién yo creo ser; Lord Henry, quién los demás piensan que soy; Dorian, quién me gustaría ser en otras épocas" El retrato de Dorian Gray es un clásico que no pierde frescura con el paso del tiempo, quizá Wilde pactó con el diablo para ello y pagó con su reputación.