“No hay como una mujer cabalmente buena para hacer estupideces” ~ El abanico de Lady Windermere de Oscar Wilde. El día en que Lady Windemere cumple su mayoría de edad (21 años) descubre que su marido visita a Mistress Erlynne todos los días y además le da dinero. La joven, rota de dolor, se lo hace saber a su marido y este, además de reconocer los hechos, le pide que invite a Erlynne a su fiesta de cumpleaños. A partir de ese momento, el lío está servido. Entretenida obra de teatro en tres actos que se lee de un tirón y en la que no hay confusión con los personajes, que en otras es difícil de pillar el tranquillo. Una maravilla leer a Oscar Wilde y sus críticas a la sociedad de la época, a su chismorreo constante y a ese miedo al qué dirán. Todo ello sin dejar atrás su forma tan especial de plasmar las diferencias entre hombres y mujeres. “Nosotras hacemos dioses de los hombres y ellos nos abandonan. Otras los embrutecen, y ellos las acarician y les guardan fidelidad. ¡Qué horrenda es la vida!”. “Las acciones son la primera tragedia en la vida; las palabras, la segunda. Las palabras son acaso la peor. Las palabras son inexorables… ¡Oh!”. |