Voy a discrepar totalmente con la sinopsis, a Tom Keller no le empezó a ir mal cuando sus dos tíos le llevaron al bosque y le obligaron a coger los conejos que ellos atropellaron, a Tom le fue mal desde que Gijs Wilbrink empezó a escribir su historia. «Así es la vida: deseas algo, suplicas y ruegas para conseguirlo y antes de que el universo te lo conceda por fin, vuelves a estar pidiendo el siguiente deseo de rodillas» Sus tíos, dos malas bestias, uno, el mayor, impaciente e impulsivo, el mediano, agresivo, Tom un niño de 9 años muerto de miedo. Sobriedad, precisión y parquedad extrema en descripciones. Escenas rudas y grotescas. Una historia de personajes fracasados. La vida relatada a través de hechos terribles, gente corriente, miserable, atormentada que muestra la poca bondad que existe. Tom e Isa son los personajes principales, sin grandes características, imperfectos, de ellos solo conocemos un par de rasgos físicos, del resto del elenco de desgraciados que forman parte de este pueblo, del que prefiero no conocer su ubicación, poco más. La vulgaridad y lo ordinario forman parte de estos personajes inestables, enfermos mentales, marginados, que incluso yo lectora y alejada de ellos los rechazo y me apiado de Tom y su mala suerte al nacer en la familia equivocada. La decadencia moral de un pueblo, no fue por nuestra culpa, pues al fin y al cabo eso es lo más difícil: vivir con la culpa, más difícil, grotesco y agotador que ser la propia víctima. "Tom estaba bien, eso era lo que nos decíamos los unos a los otros y por consiguiente así era" Hacía años que no leía nada del realismo sucio, creo que lo último fue una obra de Chales Bukowski y, con anterioridad, por mi adolescencia cayó Raymon Carver, Tobías Wolff y alguna de Richard Ford. Creo que por eso al principio me costó tanto leer sobre la droga, el maltrato animal, el alcohol, sobre el deterioro corporal como el principio del fin, en una narración descarnada sobre la vida cotidiana y un lenguaje crudo, ¡qué fácil era marginarla! "ese mundo exterior tenía una opinión clara, la gente estaba preparada, los padres habían susurrado..." Pero Gijs Wilbrink no cierra puertas y ventanas encerrando a la humanidad dentro de esa inmundicia, no, hay esperanza, solo hay que cambiar las gafas con las que se observa el mundo, como descubre Isa. Me fascina el título Las bestias, ¿a qué bestias se refiere el autor? A los conejos atropellados, a los visones, a los perros de pelea, a las motos del Arenal…, a los hombres. Me ha gustado mucho, frente a las primeras hojas, la novela va de menos a más. Pero no sé si para cierto público sería una novela que yo recomendaría, porque es una historia despiadada, quizá la tachen de desagradable. Así que creo que personas sensibles no deberían adentrarse en su lectura. Repetiré autor. + Leer más |