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Esconderse tras la sombra de la fantástica novela de Shelley es arriesgado. Con cada fragmento de la obra, cada acontecimiento, cada aparición especial de alguno de los personajes te llevará al recuerdo del libro que cambió el modo de narrar una historia de terror. ¿Que más se puede aportar a una historia perfecta acerca de nuestros monstruos interiores? ¿Por que perder el tiempo en mostrar detalles que nos alejan de la trama que todos conocemos al dedillo? Con todo en contra Kiersten White decide apostar por su visión de esta historia y, pese a su osadía, la novela viene avalada por el premio a la mejor obra joven de terror en los premios Stoker. Con ese prestigioso galardón a sus espaldas me pudo más la curiosidad a descubrir ese oscuro descenso que el temor a está adaptación tan arriesgada de uno de los clásicos de la literatura. Y lo cierto es que nos encontramos con ese tipo de novelas cuyas intenciones, en apariencia, son las de presentarnos el reverso de una historia por todos conocida. Pero aportando una visión más feminista a la historia de la creación del monstruo. Y es que aquí el personaje que se desarrolla en su esplendor es el de la joven Elizabeth Lavenza y su papel dentro del núcleo familiar de los Frankenstein. Narrado en primera persona conoceremos su amor por Víctor y su importancia dentro de los acontecimientos ya de sobra conocidos. Eso lo noveliza Kiersten White llevándonos a través de un viaje desesperado de nuestra protagonista en busca de su desaparecido amor, mientras que los recuerdos de su infancia nos va mostrando el carácter de los personajes que se esbozaban en la novela de Shelley. Todo esto hace que la novela no deje de ser una sucesión de acontecimientos puntuales en donde vas entendiendo el por qué de la obsesión de Victor Frankenstein, su relación eterna con la propia Elizabeth, sus amistades y, en definitiva, el necesario papel que ella juega en toda esta historia. Eso convierte la novela en toda una aventura romántica cuyos personajes se muestran planos y llenos de todos esos estereotipos que ya imaginabas antes de leer la novela. Pero entonces...¿donde están los elementos que hacen de esta novela merecedora de ganar un premio tan prestigioso como el Stoker? Sin apenas darte cuenta la novela continúa avanzando y tú sigues leyéndola. Algo tiene que quieres seguir adelante. Su trama la conoces y, aún así, te desconcierta. Esos personajes que ya conocías resulta que tienen más sombras de la que esperas y, cuando te paras a repasar todo lo que has leído hasta entonces, vas viendo como aquella novela tan romántica empieza a llenarse de espinas. Es entonces cuando lo entiendes todo. El último tercio de la novela se convierte en un premio para quien haya llegado hasta allí buscando una nueva visión del horror, valiente, arriesgada y sin complejos. Kiersten White no deja cabos sueltos y se apropia de los personajes llevándolos a donde ella quiere. Habrá quien la critique por ello, pero a mi, me ha ganado con esta historia. Esta novela no se convertirá en un clásico del horror, pero es un puro homenaje al legado de Shelley y una muestra de amor por sus personajes. La historia de Frankenstein ya está escrita y no es esta. Y lo mejor de todo es que tampoco quiere serlo. |
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