Artemisa

Con Artemisa viajamos hasta la superficie lunar, donde unos pocos humanos llevan años viviendo. Una colonia con su sociedad jerarquizada en la que unos pocos ostentan el poder y las riquezas y que es, además, un ansiado destino vacacional para aquellos habitantes de la Tierra que se lo pueden permitir.


El hecho de que la historia transcurra en un espacio tan acotado, en un mundo de construcción sencilla pero funcional, nos permite poner el foco en la trama y en los personajes, siendo estos dos los principales pilares de la obra.


Que no os asuste el hecho de que se trate de una novela de ciencia ficción científica, pues no hay demasiados conceptos técnicos; y los pocos que hay, están explicados de manera muy clara y concisa. Además, la narrativa es muy amena, con un lenguaje sencillo y sin recrearse en detalles innecesarios, hecho que reduce mucho su densidad.


La trama sigue una estructura clásica inicio-nudo-desenlace. Con un comienzo en el que se nos presentan el mundo, los personajes y el conflicto principal; un nudo que contiene la mayor parte de la acción (¡que no es precisamente poca!), y un final bien cerrado. Esto da lugar a una obra que avanza a muy buen ritmo, que resulta muy dinámica y que mantiene en todo momento la dosis justa de intriga.


Si a esto le añadimos una protagonista muy carismática con la que resulta muy sencillo congeniar, tenemos ya todos los ingredientes de esta obra autoconclusiva, rica en acción, no muy compleja y que no puedo hacer más que recomendar.