La librera de El Cairo

Cuanto más pienso en ello, más me pregunto cómo nuestra confianza en el conocimiento importado limita nuestra capacidad de imaginar. ¿Están las culturas colonizadas tan acostumbradas a ser otras que aceptamos ciegamente que el conocimiento es un regalo, sin pensar en la veracidad o la reciprocidad?

Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.

Cincuenta años después, la imaginación masculina aún no puede entender a una mujer al mando.

"Enseguida, otras mujeres empezaron a encontrar un respiro en Diwan, un hogar lejos de las cargas domésticas, un lugar público con menos presiones de ser mujer en público, donde se nos recuerda constantemente que no existimos"

Estos autores, hombres de negocios y emprendedores llegaban a este mundo sin cuestionarse jamás que les pertenecía, mientras que en mi propia tienda a veces me sentía fuera de lugar.

Quizá si dejas de hacer, podrías empezar a ser.

La traducción es fundamental. El acceso a la literatura traducida alimenta y reafirma la imaginación.

Abrir una librería en este momento de atrofia cultural parecía imposible, y del todo necesario.

Queríamos hacer realidad nuestros sueños. Pero ¿qué pasa después? Cuando tu sueño se hace realidad y deja atrás lo que has imaginado, ¿qué pasa entonces? Hay un problema de clasificación. Un sueño no se puede materializar, o deja de serlo.

Diwan era mi carta de amor a Egipto.