Al principio me gustaba eso de no saber qué estaba ocurriendo, las miles de posibilidades que Catriona Ward abría con cada giro en la trama, incluso me parecía gracioso (y bastante rocambolesco) que narrase desde el punto de vista de un gato que creía en Dios. Pero cuando seguí leyendo y seguí leyendo y seguí leyendo y continúe sin entender absolutamente nada, me empecé a aburrir. Y ya no es que no pillase qué ocurría, porque la autora juega con ello hasta el final, sino que hay varias escenas y puntos de vista que no comprendo de verdad, demasiado enredado, demasiada ensoñación, demasiadas metáforas. Aun así, engancha, básicamente porque quieres llegar al final y saber qué narices ha pasado durante las 336 páginas del libro. Y, sobre todo, saber quién es, de verdad, Ted. Enlace: https://sinhintercalada.com/.. |