Decidí leer este libro porque siempre me ha llamado la atención, a pesar de no tener ni idea del argumento, y porque necesitaba un libro de estilo epistolar para los retos lectores en los que estoy y que mejor que elegir uno de mis eternos pendientes. Toda la historia está narrada a través de cartas que escribe Celie a Dios y, posteriormente, a su hermana Nettie, la cual también tiene su protagonismo por las cartas enviadas a Celie. Celie va contando su día a día, como si de un diario se tratase, porque no tiene a quien contarle sus desgracias. Carta a carta iremos descubriendo como ha sido la vida de Celie desde su niñez; los abusos sexuales por parte de su padrastro, el desprecio y discriminación por su no agraciado aspecto físico y el ninguneo por la simple razón de ser negra. A pesar de todos estos padecimientos, la autora nos muestra la fortaleza mental que pueden llegar a tener algunas personas para enfrentarse a cualquier situación que se les presente y saber luchar hasta conseguir la felicidad o al menos, vivir de la forma más digna posible. Hay que tener en cuenta que todo se desarrolla a principios del siglo XX y los negros eran, en la mayoría de los casos, mano de obra barata o gratis y se les trataba con el mayor de los desprecios; como si no fuesen personas normales con sentimiento. "Nadie se siente mejor por matar a alguien. Se siente algo, simplemente. Ya es mejor que nada". |