Imagino que todos aquellos países que tienen una comunidad emigrante gallega tengan infinidad de cuentos que dan cuenta de la testarudez de los gallegos, y su idiosincrasia, esa que saca de paso a un peleonero Rafael Estévez. La verdad es que he disfrutado mucho esta suerte de novela de humor negro, más que policiaca, al menos así me lo pareció a mí. El desarrollo de la trama policiaca va lento, pero eso da paso a repasar otros matices de la vida, el proceso mental de llegar a la conclusión, los giros hasta descubrir al asesino. Es una lectura ligera, ágil y entretenida; sin muchas pretensiones literarias. Lo recomiendo. |