A veces hay que perderse para poder encontrarse.
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A veces hay que perderse para poder encontrarse.
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Dile a un estúpido sediento de reconocimiento que es rey, mientras lo pones a trapear, podar árboles, cuidar a tus hijos, planchar tu ropa o pasear a tus perros y, se sentirá como un rey, aun cuando tu eres el dueño del castillo, y él no tiene siquiera una corona.
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No existen ciudades grises, solo ojos ensimismados que no son capaces de apreciar sus colores.
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El inherente deseo de los seres humanos por destacar en el rebaño puede llegar a ser auto-destructivo para quienes están dispuestos a hacerlos sin criterio ni cuestionamiento.
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Gregorio Samsa es un ...