Verónica Valenzuela nos traslada a la ciudad de Madrid, en la actualidad, donde Miguel Aguirre, un policía del departamento de homicidios, trata de encontrar al culpable de una serie de asesinatos, siempre con el mismo perfil, jóvenes, sin vínculos familiares y sin rastro de sangre en las venas, aunque apenas tienen lesiones visibles. Con este punto de partida, nos adentramos en una lucha del bien contra el mal, donde los cainitas parece que van ganando la batalla a los humanos, salvo por la intervención de los nómadas. Si a todo esto le añadimos una tragedia familiar, vasallos de sangre, un cainita convertido en guerrero nómada, un niño, una vasija con la sangre de Jesús y a los descendientes de Caín, nos proporciona entretenimiento garantizado en esta novela. |