¡El arte es libre, libre, libre!, proclama en alguna parte James Ensor. Únicamente los mediocres no entienden, ni entenderán jamás, la profundidad y sinceridad de una reivindicación tan apasionada como ésta. Afortunadamente, los caminos más importantes que ha recorrido la Humanidad están plagados de grandes obras que confirman y proclaman ese grito.
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