Tras las paredes, mi amor, los esclavos nos contemplan

Humberto ha acudido a cenar con la familia de Julia, quienes, aunque algo hostiles y volcados en sus negocios, no aparentan ser diferentes al resto de familias. Craso error. A medida que transcurre la noche (Y una terrible tormenta se les echa encima) vamos descubriendo las personalidades ocultas de cada uno de los presentes, sus miedos, sus intrigas... sus secretos.
Por ejemplo, que en esa misma casa desaparecieron once esclavos, once de los muchos que llegaron a vivir bajo sus muros (Y sus cimientos). Nunca se llegó a encontrar los cuerpos, por lo que poco a poco se ha ido generando el mito de que los esclavos aún siguen en la casa, tras las paredes, esperando el momento de vengarse. Casualidad o no, la tormenta los ha dejado incomunicados y en medio del desconcierto se producirán una serie de desapariciones sin causa aparente. ¿Casualidad... o hay alguien tratando de silenciarlos? La muerte de uno de los miembros más importantes de la familia terminará por desatar el caos y confirmar todas las sospechas: Hay un asesino entre ellos.
Nosotros, como lectores y desde la piel de Humberto, deberemos averiguar qué está pasando antes de que sea demasiado tarde.
Desde el principio hubo un nombre que inmediatamente se me vino a la cabeza: Agatha Christie. La premisa del "cuarto cerrado" ('Nombre que se da cuando un crimen se comete en una habitación clausurada por dentro, donde todos los personajes son sospechosos') siempre ha funcionado muy bien en la novela negra y crea un ambiente de tensión prácticamente insuperable. Otra cosa es, por supuesto, la pericia que tengan el autor y su pluma para absorbernos con su historia.
Ferroni intenta ir más allá de la novela de misterio para hacer una crítica social bastante profunda, adentrándose no solo en la cultura del país sino también en el estatus de la familia y sus diferencias. No han llegado hasta donde están por el camino fácil, y son esos recovecos oscuros de su pasado los que realmente interesan al autor. Ésto, aunque interesante, interfiere mucho con la que debería ser su trama principal y en ocasiones provoca un ritmo algo tedioso y lento. Además, hay que sumar que no todos los diálogos aparecen marcados y esto dificulta mucho averiguar qué personaje es el que está hablando, o quiénes están presentes durante cada escena. Pese a sus buenas intenciones y lo interesante de la historia propuesta, me costó muchísimo avanzar y sumergirme en lo que leía.
Por eso creo que, para no caer en error, no deberíamos clasificarla de novela negra o de suspense y quedarnos en eso. La sátira y la crítica están muy presentes en todo momento, lanzando punzantes mensajes a través de estas páginas que pretenden no pasar desapercibidas. Ese es, a mi parecer, el verdadero objetivo de la historia. Que nadie aparte la vista ante los sucesos que narra, de cómo los esclavos eran transportados y llevados hasta las grandes casas o de la insaciable avaricia con la que otros se llenaban los bolsillos.
En algún momento, Ferroni se permite ciertas licencias para abandonar toda cordura y sumergirnos en situaciones tan dispares como una sesión de espiritismo o una reveladora conversación desde el más allá. Éstas escenas, aunque surrealistas, son algunas de las claves por las que esta novela rehuye los tópicos del género (¿Qué género?) para convertirse en una obra atípica y original. También es interesante el momento en el que los protagonistas se ven inmersos en una partida de cartas, clara alusión a lo que realmente está experimentando el lector. Todo es un juego, un gran tablero donde debemos ir situando las pistas para tratar de averiguar quién ha matado a quién, o por qué. En estos casos, nada suele ser evidente y Ferroni consigue con gran efectividad ir guiándonos de error en error hasta toparnos por sorpresa con la resolución final del misterio.
En todo caso, y si sentís curiosidad por el autor, el género o las letras brasileñas, hace algunos meses que reseñamos la antología "Rio Noir"donde Marcelo Ferroni ya nos deslumbraba en uno de los relatos.

Pese a un arranque algo lento, su originalidad y y desenlace hacen de ella una novela diferente e impredecible, para aquellos que no quieren más de lo mismo y disfrutan de lecturas con las que reflexionar.
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