"A este lado de la puerta había toda una ciudad de calles, metros, taxis, renes y aviones. al otro lado, en el interior de mi casa, había una secuencia ineludible de palabras trilladas y actos anquilosados. Aún así, la decisión de quedarme fuera o de entrar debía ser mía." En la contraportada de este libro, se dice que es "una novela de espionaje del mundo interior feminista", y creo que es una definición bastante acertada. En esta novela tan original, tan misteriosa, tan aguda, seguimos a una mujer que espera, una mujer que ha huído de su casa y que viaja por todo el mundo para encontrarse en el más absoluto secreto con Coenraad, su amante, un personaje aún más misterioso y esquivo, con quien se comunica a través de unos códigos que sólo ellos dos entienden. Pero, en realidad, aquí lo que hacemos es seguir a esta mujer, que usa diferentes nombres, -igual que se ubica de diferentes maneras en el mundo dependiendo del momento-, en su propio viaje interior desde el abandono del hogar y el rol de mujer, esposa y madre, hasta el reencuentro consigo misma y con lo que quiere, el reencuentro con su propia voz. Como dice el epílogo de Sarah Weinman, la protagonista, Shirley, es la representación de la mujer invisible, siempre a la sombra de un hombre, a la sombra de sus hijos, encerrada en una casa e imperceptible para la sociedad. Aquí, Shirley huye de todo aquello, pero se vuelve invisible de otras maneras, que finalmente terminarán por romperse y por desvelar su intencionalidad. Aquí seguimos a Shirley mientras escapa, mientras toma sus propias decisiones y se rebela contra el rol que le han impuesto toda la vida. Y, por el camino, vamos viendo retazos de su infancia, su adolescencia. Vamos viendo cómo se abren ante nosotras rincones de su mente, que a veces parecen confusos, pero que, finalmente, dejan claro que el viaje ha merecido la pena. Me encanta cómo Helen Weinzweig, la autora, consigue reflexionar sobre el rol de las mujeres a través de este personaje que pareciera que no hace demasiado, pero que en realidad está haciendo muchas cosas. Es una revolución silenciosa, la representación absoluta de ese "lo personal es político". Este es uno de esos libros con los que te tienes que dejar llevar y dejarte guiar sin intentar comprenderlo todo, de esos que van dejando pequeños rastros y pequeñas pistas que al final se recogen y toman un sentido, que, aunque no es un sentido totalmente cerrado, consiguen hacerte reflexionar sobre todo lo leído y todo lo dicho entre líneas. + Leer más |