MUÑECA INFINITA

La estadounidense Jo Ann Beard nos ofrece una exploración íntima de su vida, desde su infancia en el Medio Oeste hasta su edad adulta, en esta colección de relatos memorísticos que destacan por su sensibilidad y atención al detalle, así como un esporádico tono burlón que se agradece. Se me viene a la cabeza el relato protagonizado por una Jo de 3 añitos un poco traviesilla, y el muñeco de tela al que disfrutaba torturando. Tiene un final brillante.



Pero no en todos los relatos está ese tono humorístico. También hay melancolía y dolor. Hay un relato centrado en el alcoholismo de su padre, y otro en los últimos días de la vida de su madre. Hay relatos que hablan de las miserias de su matrimonio. Hay uno espeluznante sobre un conductor que la persigue por la carretera. Hay otro aún más espeluznante del que os hablo al final de la reseña.



Es curioso pero, pese al título del libro, son las mujeres de la vida de Jo las que cobran mayor importancia en la mayoría de relatos: su madre, su tía, su prima, su mejor amiga… Su amistad con Elizabeth protagoniza el relato que da nombre al libro (también el más largo), con quien mantiene una conversación telefónica en la que van recordando momentos de su infancia y juventud y los distintos chicos con los que salieron o hacia quienes se sintieron atraídas.



Aunque, como suele ser habitual en las ediciones recopilatorias, no todos los relatos me sedujeron por igual, aprecio la habilidad narrativa y el enfoque reflexivo, ácido y libre sentimentalismos de Beard para captar la complejidad que esconden las vidas comunes.



Ha un relato que sobresale por encima del resto, en mi opinión. “El cuarto estado de la materia” me pilló de improviso (no suelo leer las sinopsis que aparecen en las contraportadas), y fue un mazazo emocional. Se trata de un texto impactante que nos introduce en un momento de gran trauma para la escritora. Solo por este relato, que se publicó originariamente en The New Yorker, creo que merece la pena acercarse al libro.

Nota: 3.5 sobre 5



Premisa:

Compilación de relatos de no ficción en los que la autora aborda diversos temas tan cotidianos como relevantes. Cabe destacar su perspectiva sumamente realista y su narración clara, sin tapujos y sin estar exenta de unas buenas dosis de humor.



Opinión:

Este año me he propuesto salir de mi zona de confort con determinados géneros literarios. Y la no ficción ha sido uno de los elegidos. Nunca me han llamado demasiado la atención estos libros pero, cuando de vez en cuando leía uno, disfrutaba de ello. Por lo tanto me he dicho... vamos a ver, Ana, ¿no te estarás encabezonando con que no es para ti?



Así que en 2024, cuando tengo la oportunidad de leer algo de este género, me lanzo a la piscina. Y estando en esta situación, los relatos cortos me parecen una opción maravillosa para probarme a mi misma. Y... efectivamente, esta recopilación me ha gustado.



Una de las cosas que más me ha llamado la atención es la cotidianeidad de los sucesos que nos narra la autora. Son escritos autobiográficos en los que se nos muestra tal cual es, y conocemos el mundo que la rodea a través de sus percepciones, reflexiones y cuestionamientos.



Aborda temas muy interesantes como pueden ser la enfermedad, la lealtad, la discriminación, las relaciones de pareja y la amistad. ¿Quién no tiene en su día a día estas temáticas presentes? ¿Quién no reflexiona sobre ello a lo largo de su vida? Esto te hace empatizar mucho con ella y sentirte acompañado, a la vez que hace que tu perspectiva se haga más grande o te plantees ciertos dogmas personales a través de sus reflexiones.



He de decir que no he disfrutado todos los relatos por igual (creo que es algo inevitable al hablar de este tipo de recopilaciones) y de ahí la cuantía de mi puntuación, pero si disfrutáis la no ficción, desde luego es un libro que he de recomendaros. Y si sois como yo y pensáis que no está hecho para vosotros, os recomiendo que os retéis como he hecho yo. Igual os lleváis una sorpresa.

Este relato parte de una noche que la autora pasó a solas en el museo del Louvre, a los pies de la Venus de Milo.



Con esta frase podemos intuir que lo que nos cuenta Alikavazovic puede ser o no cierto, puede ser o no verosímil, pero en todo caso es intenso y honesto. Los recuerdos de una niña de las tardes con su padre en el museo del Louvre, las vivencias de unos exiliados por la guerra yugoslava, los desencuentros generacionales y vitales entre padre e hija, lo que desconoce de su padre como hombre, como ser humano, lo que no sabe de su vida anterior e incluso de su vida mientras ella estuvo con él, ....lo que hace que el arte sea considerado como tal...



Este relato parte de una noche que la autora pasó a solas en el museo del Louvre, a los pies de la Venus de Milo.



Tiene la capacidad de hacerte sentir dentro de su cabeza, de sus sensaciones.