Los estados carenciales

Para ser felices debemos desg
hacernos de nuestros prejuicios, ser virtuosos, gozar de buena salud, tener inclinaciones y pasiones y ser propensos a la ilusión, pues debemos la mayor parte de nuestros paquetes a la ilusión y... ¡ay de los que la pierdan! Madame Du Châtelet.

Te revelaré un secreto que hará que te amen sin hierbas ni sortilegios: "ama si quieres que te amen"

Alguien le dijo a Loeyo : tengo 60 años y el sabio le contestó: te refieres a los 60 años que ya no tienes.

En el capítulo del libro sobre lo que tenemos, está la Preocupación : la Preocupación es un mal cultural epidémico. Se abre en círculos que van expandiéndose desde la cuna, en cuanto nacemos, hasta llegar al infinito; no se necesita sino el menor contacto de una mota de polvo contra el agua pasiva que es nuestra consciencia y ya está, la preocupación nos invade y nos conquista. Es una bestia carnicera muy libidinosa. Nos seduce y nos devora, y a veces ni siquiera lo hace en ese orden. Pero que trastorno tan exasperante y gratuito. Menudo veneno para la razón.

El prudente no aspira al placer sino a la ausencia de dolor (citación de Aristóteles).
Preguntando Sócrates si era mejor casarse o no casarse, respondió: "hagas lo que hagas, te arrepentirás. Pero cásate, si tu matrimonio sale bien, serás feliz, y si sale mal, serás filósofo".