Uno debe morir

Con una sinopsis así, yo ya sabía que este libro me iba a gustar mucho. Lo he disfrutado mucho y en buena compañía, con mi Sirius, ambos lanzando teorías mientras íbamos avanzando, disfrutando de los giros que nos ofrecía la obra y sobre todo, leyendo una novela al más fiel estilo slasher que es lo que nos suele gustar.

Antes de ponerme con todas las cosas buenas que quiero decir, quiero comentar las que no me convencieron tanto. Como por ejemplo, que la historia estuviese dividida en presente y pasado, eso no habría sido un problema si no hubiese sentido que pesaba mucho más lo que ocurría en el pasado, que lo que se suponía que era la trama principal. Eso le ha restado un poco de ritmo a lo que estaba sucediendo a tiempo real, que era lo que más me interesaba.

El libro comienza fuerte, lleno de promesas y una gran dosis de misterio por parte de todos nuestros protagonistas. Nadie es tan santo como dice ser y nadie es tan malo, ¿no? Ir descubriendo todo muy poco a poco y viendo todo lo que ocultan nuestros personajes, hace que te enganches mucho y que quieras continuar leyendo hasta el final. Ya dudas de todos, hasta de tu sombra. No sabes si es real o todo lo que está sucediendo es una broma. Me ha encantado que la autora nos mantenga en vilo hasta el final, porque yo no me estaba oliendo nada.

Me ha gustado sentirme uno más del grupo de amigos, aunque sí es cierto que hay un personaje al que he detestado bastante y muchas veces me he descubierto pensando que se la podrían quitar de en medio ya y que no pasaría nada. Me imagino que era la intención, por lo que ha quedado de cine. El libro juega con el lector hasta el mismísimo final.

En resumidas cuentas, es un libro muy ligero que vas a leer sin darte cuenta.