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Henar es una chica huérfana que ha vivido en el hospicio, dónde las monjas la han críado. Después de trabajar en casa de una señora noble ciega cuidándola, ésta fallece y Henar se verá obligada a marchar. Aprovecha la oportunidad de ir a trabajar a una granja de abejas, propiedad de la familia Hurtado, para contribuir en las labores del hogar y cuidar a Lúa, una dulce niña sorda. Hay una gran conexión entre ambas e intentará enseñarle a hablar y escribir. El señor Hurtado es un ser deplorable, mísero que esconde secretos turbios y que trata mal tanto a su mujer cómo a la niña. Las cosas se complican cuando empiezan a aparecer niñas asesinadas, las cuáles todas tienen un tajo en el cuello. Henar teme por la vida de la pequeña y por la suya propia, obligándose a investigar por su cuenta para intentar esclarecer los hechos. La ambientación es fascinante. Las antiguas minas romanas del Bierzo son un personaje más de la novela. Los personajes están muy bien construidos, Henar es una chica fuerte y valiente, después de lo que ha vivido sigue teniendo fuerzas para mirar hacia adelante. La pequeña Lúa es dulce y con ganas de aprender. La relación de Henar con Juan me ha parecido muy bonita y que se fragua a fuego lento. La pluma de la autora es magnífica y muy cuidada. Me han encantado los datos históricos y las descripciones de los lugares y personajes. La trama está cargada de suspense, misterio e intriga con un final trepidante, que me ha mantenido en vilo enganchada a las páginas. |
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