Con el verano siempre como telón de fondo, Marta Traba nos va a relatar en esta novela, dividida en cuatro partes, cuatro momentos distintos en la vida de una mujer, todos ellos independientes, pero a la vez complementarios y necesarios para conocer su evolución. En ‘Il Trovattore' encontramos a una adolescente de 14 años que vive en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Una lectora voraz y apasionada que vive su vida como si fuera una novela. ‘París era una fiesta' nos va a llevar por las calles de la capital francesa de la mano de una joven de 20 años, estudiante y pobre, que mantiene su sed de cultura y es deslumbrada por París mientras conoce la cara y la cruz del amor. En ‘La vermeeriana', nuestra protagonista/narradora se ha convertido en madre y vive en una pequeña población italiana cercana a Roma, en el campo. Mantiene una lucha interna consigo misma entre la calma protectora que le ha procurado su aislamiento voluntario y la necesidad de una vida más bulliciosa, más rica y apasionante. La última parte ‘¡Pase! ¡Vea! ¡Entre! al laberinto del amor…' leeremos las reflexiones de una mujer madura que es consciente del paso del tiempo y rememora otros veranos de su vida esta vez desde una ciudad sin nombre que podría ser cualquier ciudad. Todas las partes están unidas por muchas cosas en común, cosas que voy a intentar plasmar aquí, aunque ya advierto que es complicado expresar la totalidad de la riqueza de esta novela y, mucho más complicado aún, las sensaciones que he experimentado leyéndola. En primer lugar, el cambio de voz narradora (unas veces en primera persona y otras en tercera) me parece algo soberbio: la protagonista unas veces se ve desde dentro de sí misma y otras actúa como narradora omnisciente que todo lo ve, pero sin dejar de ser ella. La memoria y el olvido son algo que sobrevuelan constantemente la historia; son vividos quizá de una forma obsesiva por parte de la protagonista, con la rapidez propia de las asociaciones mentales y al mismo tiempo con un tono poético que me ha encantado. La soledad, el amor y la muerte también son temas que aborda esta novela, sentimientos que, junto a las propias ciudades donde se desarrolla la acción y el calor sofocante del verano, son co-protagonistas en toda la obra. No puedo decir que sea un libro para todo el mundo ni que resulte una lectura sencilla. Su lenguaje es rico y elaborado, y el estilo poético y referencias culturales exigen una atención y concentración extras a la hora de coger el libro en las manos. A mí me costó entrar en él (de hecho, decidí aparcarlo y comenzarlo de nuevo en un momento más tranquilo a nivel personal) pero cuando conseguí cogerle el punto se ha convertido en un viaje alucinante no solo por la(s) historia(s) que nos cuenta y por las ciudades que tan bien nos retrata, sino por el espacio mental de la narradora y por el lenguaje. Terminar diciendo que ‘Las ceremonias del verano' obtuvo el Premio Casa de las Américas en 1966 entre otras cosas “por su alta calidad literaria”. + Leer más |
4/12/2023. El cineasta ecuatoriano Javier Izquierdo estrenó hace dos años Barajas, una película de plena actualidad porque el pasado 27 de noviembre se cumplieron 40 años del accidente aéreo del Vuelo 011 de Avianca en Madrid, en el que fallecieron 181 pasajeros, entre los que se encontraban destacados escritores, críticos de arte e intelectuales de Argentina, Colombia, México, Perú y Uruguay. Izquierdo recupera en este documental la historia y obra del crítico y editor uruguayo Ángel Rama; la crítica de arte y escritora colombiana, Marta Traba; el novelista y poeta peruano, Manuel Scorza y el escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia. Todos ellos tenían en común que vivían en París. También hablamos de sus futuros proyectos, como un rodaje en la selva ecuatoriana.
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