Las ceremonias del verano de Marta Traba
"Hay que hacer con la felicidad lo mismo que los chinos con las cosas que quieren, aman y temen; no nombrarla, no darse por enterado de que existe y, sobre todo, no convertirla, o pretenderlo al menos, no convertirla en propiedad privada. En cuanto te afirmas en su posesión, sacas los papeles correspondientes de propietario y le pones, en todo tu derecho de poseedor, el pie encima, se arma un verdadero escándalo de alas, una subversión vertical de los ángeles, y el entrechocar de alas es tan irresistible y frenético que al fin ya no sabes lo que haces, te extravías, y te es revocada brutalmente la revelación."
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