Reconozco que cuando leí el argumento de Enanas Blancas partiendo del hallazgo de un cadáver en la playa, consideré que podría tratarse de una novela negra ambientada a finales de los años 20 del siglo pasado y con una extensión hasta nuestros días que podría marcar la investigación del supuesto crimen. Sin embargo, ha sido algo bien diferente lo que he tenido la oportunidad de descubrir gracias a Masa Crítica y a la excelente pluma de Julieta Torres Lerdo de Tejada. Se trata de una novela de narrativa escrita con un excelente gusto y en un doble hilo temporal que, si bien en algún momento puede llegar a despistar levemente al lector, tiene mucho sentido y llega a confluir en un punto en que toda la historia se revela casi como si se nos apartara un velo de nuestra mirada. A partir de la aparición de un cadáver en una playa de la Baja California, se nos presenta la vida de Amanda y Amelia, dos hermanas adolescentes que verán cómo cambia su vida de manera drástica durante ese año de 1927. Por otro lado, y en un tiempo más moderno, Tomás, atrapado por la inercia de la monotonía de su vida, conocerá a la bailarina de origen francés Malene. Deslumbrado por ella, la acompañará en la búsqueda personal de la joven en pos de sus misteriosos orígenes y de una familia (la de su abuela) que nunca llegó a conocer. Me ha resultado especialmente magistral la manera en que la autora nos mantiene casi en penumbras y muy perdidos vagando por sus líneas, dándonos pequeñas pistas acerca del gran misterio familiar que acogen sus páginas pero sin llegar a encajar todas las piezas hasta prácticamente el final. Enlazado con esto, la mayoría de los personajes se me han antojado verdaderos misterios en sí mismos, comprendiendo mejor sus motivaciones y personalidades a medida que se desarrollaba la trama (incluso en algún momento llegué a pensar que se incluiría un elemento sobrenatural en el desarrollo). Otra cuestión que ha conseguido encandilarme ha sido la descripción de las ambientaciones, tanto en lo que se refiere a la villa pesquera del siglo pasado, como a los paisajes desérticos y ciudades más modernas del segundo hilo temporal. En conclusión me ha parecido una maravillosa historia de reconciliación con el pasado. Reconozco que en algunos momentos, especialmente en cuanto a la historia de Tomás y Malene, me costó más meterme en la trama y quizás no ayudó el tiempo verbal en futuro que se utilizaba en estos capítulos. Sin embargo, poco a poco iba advirtiendo esos puntos que parecían coincidir entre ambas historias y el enigma me mantuvo atrapada en sus páginas especialmente a partir de la mitad del libro. También ha sido una grata sorpresa la sensibilidad de la que hace gala la autora hasta el punto de haberme dejado con una sensación de nostalgia especialmente al darse esa confluencia entre pasado y presente tan importante para poder labrar un futuro con sentido. + Leer más |