La chica desastre de los vestidos de verano

[…] cosas que tú no entiendes porque para ti la vida no es como para mí, tú te centras en sonreír y lo que no te gusta simplemente lo apartas y ya está […].

Y tuvo la poca vergüenza de interrumpir mi retahíla de protestas besándome sin avisar. Me dejé, claro. Pero qué desfachatez.

Pero bueno, no pensemos en eso de todas formas. No hay de qué preocuparse. No pasa nada entre nosotros. Es solo sexo.

A ver si la vida al final se va a tratar simplemente de reír y estamos aquí buscándole otras explicaciones…

En este mundo donde ya nadie espera a nadie, donde todos miran por sí mismos y no les importa lo que tengan que mentir o actuar por puro egoísmo, espérame.

Un día, harta de perder batallas, decidió creer en ella misma. Desde entonces todo son guerras ganadas.

[…] a fin de cuentas, sí que logró lo que pretendía con tanto bocado intencionado: acabó por dejarme su señal marcada para siempre.

Tenía unos miedos gigantes, y sin embargo se volvía la chica más valiente del mundo cuando se trataba de luchar contra los míos.