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Corazón de mariposa es una novela desgarradora que toca un tema que, por desgracia, está de actualidad: la anorexia. Esta enfermedad afecta sobre todo a adolescentes y jóvenes, sectores por definición más "débiles" y más propensos a ser absorbidos por los cánones que impone una sociedad cada vez más corrupta y con ideales más imposibles. No pienso inquirir en un debate social pero sí que es importante que tengamos esto en mente a la hora de abordar este libro. Bien, al leerlo me he encontrado envuelta en un dilema. En lo relativo a la historia, la autora ha estado extraordinaria. Ha logrado transmitir con claridad, dureza y sin atisbo de timidez una enfermedad que en ocasiones puede considerarse tabú. Es el primer libro que me leo de estas características (imposible sacarnos de la cabeza el cancerígeno (no va con segundas) argumento de Bajo la misma estrella) y la verdad, me ha atrapado más de lo que podía imaginar. Andrea ha dejado su corazón sobre las páginas. Además, literalmente porque es una experiencia que ha sufrido en su propia carne. No hay nada más real que plasmar tu vida en tinta. Con esta novela, que le ha procurado el salto a la fama, pretende desmentir ciertos tópicos en torno a la anorexia y mostrarnos una realidad directa y en primera persona. Es una historia corta, rápida, pero que te deja las mismas cicatrices en los sentimientos que las que tiene Victoria en sus muñecas. Y ahora vayamos al meollo de mi dilema. Me he topado con una sensación que ya vaticinaban otras reseñas que he consultado mientras leía: no he sentido ningún tipo de empatía por la protagonista. Llamadme fría, insensible. He conseguido comunicarme con su anorexia e, incluso, comprenderla (aunque no en profundidad, cosa lógica porque nunca he sufrido esa enfermedad y es algo que me toca de lejos) pero no he congeniado con Victoria. No sé si su personalidad se debe a su enfermedad o a que ella es así sin más. El caso es que no la he soportado. Me parece una chica soberbia, irracional y ciertamente egoísta. No es egoísta en el sentido de "yo he escogido este camino". Por supuesto, Victoria (y cualquier persona que sufra este desorden) no eligen su cuerpo o sentirse a gusto consigo mismo. Es egoísta porque me da la sensación de que se cree el centro del universo e ignora cómo puede sentirse la gente de su alrededor que se ve arrastrada por una enfermedad que no controlan. Otro aspecto que no me ha gustado de esta joven con carácter es que considera que ella no es la que tiene un problema, sino que el problema es del resto de personas que se afanan y esfuerzan en preocuparse por su salud y en insistir en su alimentación. Es decir, el quid de la cuestión no es que ella quiera pesar unos cuarenta kilos, sino que su familia y, en definitiva, la gente de su alrededor a los cuales Victoria les importa en mayor o menor medida, representan para ella un impedimento y un obstáculo para lograr su objetivo consistente en "ser etérea". En este dilema se insiste en diversas ocasiones y se repite más de una vez la premisa que alienta la idea de que son los demás los que no entienden y los que tienen una visión errónea de la anorexia. Se puede ver mediante las descripciones de la protagonista. A parte de contar calorías, suele representar a la gente de su entorno (y así misma) como conjuntos de grasa y calorías. En este sentido, la riqueza de la autora con los detalles y la particular visión de la vida de Victoria es increíble. Me ha gustado mucho su forma de plasmar los pensamientos de la protagonista y la manera en que ha narrado su historia y su punto de vista. Asimismo, Andrea ha usado múltiples metáforas para referirse a los sentimientos que provocan en ella la comida y ver su cuerpo en el espejo o la relación que mantiene con sus compañeras y amigas de terapia, lo que dota al tono general de complejidad y de algo ciertamente diferente que no es habitual en libros juveniles, ya que no se suele cuidar tanto el lenguaje en este tipo de novelas. Suele importar más que las ideas queden claras y que sean cercanas a su público que el hacer algo diferente y tratar de mostrar un estilo de escritura distinto y más poético. En cuanto al tema amoroso, no me he creído su relación con Kenji. Su contraparte masculina me ha gustado más que la propia Victoria, tanto su personalidad como su comportamiento. Su historia es bastante típica y poco sorpresiva, pero al no ser el punto fuerte de Corazón de mariposa, tampoco me ha importado mucho. El vínculo romanticón que establecen entre ellos más bien me parece de necesidad. Son dos almas solitarias y atormentadas que necesitan a alguien que les comprenda y que les ayude, por lo que juntos combinan bien. Tienen sus momentos bonitos y de "ooohhh" que te pueden llegar más o menos, pero me da la impresión de que es un poco forzada y que se debería haber desarrollado con más calma y consistencia. Aunque sí es cierto que la autora logra que Kenji se convierta en un soporte fundamental en el caos de Victoria, el amor que sienten el uno por el otro se puede calificar de superficial y con poca sustancia, al menos para mí. Es una novela juvenil que nos muestra algo diferente y solo por eso ya se merece una oportunidad. Andrea Tomé ha ganado con Corazón de mariposa varios premios y aunque eso no tiene por qué ser significativo a la hora de lanzarnos ante un libro, en este caso sí que nos indica calidad, y eso es lo que me he encontrado en sus páginas. Me ha gustado porque no estoy acostumbrada a este tipo de literatura y ya me apetecía leer algo distinto a mis últimas lecturas. La historia es cruel y dolorosa pero muy bien escrita y estructurada, además de que sirve en cierto modo para concienciarnos de una realidad que no está tan lejana como pensamos. Por lo tanto, a pesar de sus aspectos negativos, que en mi caso se centran básicamente en la manera que tiene Victoria de afrontar las consecuencias de su anorexia y su noviazgo con Kenji, merece la pena plantearse leerla y terminar haciéndolo. Enlace: http://notodoesfantasia.blog.. |
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