Sonata a Kreutzer

Es una de las obras más intrigantes, confusas y complejas que he leído.
El inicio es una conversación en un tren que deriva en una conversación entre el protagonista que narra la historia y el protagonista de la historia que narra su propia historia en la conversación que mantiene.
En un inicio el libro me cautivó porque parecía contener numerosas críticas al patriarcado, al tradicionalismo y a la institución del matrimonio lo cual era coherente con cierto pensamiento ruso de la época.
Sin embargo, conforme se va desarrollando la conversación el protagonista de la historia que se narra empieza a emitir un discurso cargado de misoginia como justificación de un asesinato, como justificación de la violencia machista.
Cierto es que el libro está plagado de frases que incitan a la reflexión en numerosos sentidos, tanto relacionados con el contexto en que fue escrita la obra como relacionados con la actualidad.
El protagonista niega la existencia del amor romántico reduciendo el amor al placer carnal. Más tarde critica el hecho de tener hijos desde una perspectiva negativa, así como el arte como fuente de lujuria intrapersonal.
No obstante, en ocasiones, también resalta el papel humillante que ocupa la mujer en la sociedad, habla de igualdad de derechos, de opresión de la mujer... Por ello, me ha resultado confusa su lectura.
No he podido obviar la visión falocentrista del protagonista en numerosas ocasiones como si la existencia de su ser girara entorno a su pene, y la del hombre en general.
En mi opinión es libro es muy bueno si partimos de la idea de que narra un hecho atroz bajo un principio; cuando una idea se asienta con firmeza en tu mente haces todo lo posible por reafirmarla e incluso buscar su reafirmación, lo cual el propio protagonista afirma.
Es un libro que recomiendo leer, si bien, la segunda mitad del libro se puede hacer tediosa y menos atractiva que el inicio.