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“Bien, aquí, queridos amigos, a la orilla del Mar, termina por fin nuestra comunidad en la Tierra Media. ¡ld en paz! No os diré: no lloréis; porque no todas las lágrimas son malas”. Me he resistido a hacer esta reseña. Así os lo digo. No porque no haya disfrutado este libro, o por pereza. Simplemente me pareció innecesario, pues ¿qué mas se puede decir de una trilogía de la que ya se ha dicho todo? ¿O que más añadir a lo que ya escribí en su momento en las reseñas de los dos volúmenes anteriores? Ya no recuerdo las veces que he leído” El señor de los Anillos”, pues hubo una época en mi vida en que leía estos libros una vez al año. Y todas, absolutamente, todas las veces he disfrutado enormemente de esta lectura. Y siempre me ha conmovido su final. Por mas que conozca de sobra esta historia, por mas que me haya visto las películas de Peter Jackson, la obra maga de J.R.R.Tolkien nunca dejara de ser una lectura que me enamore, me maraville y me sobrecoja, incluso con todas las cosas que, también, siguen sin gustarme de la forma de escribir del profesor. La Gran Batalla de la Tercera Edad ha llegado. Las oscuras fuerzas de Sauron se ciernen alrededor de la Tierra Media, y una hueste de elfos, enanos y hombres se une para combatirlos. Mientras Gandalf y el hobbit Pippin buscan la ayuda de Minas Tirith, el compañero de Pippin, Merry, busca su lugar dentro del ejercito de Edoras. Y Aragorn, tendrá que dar un paso al frente y abrazar el destino que le fue prometido. Paralelamente, en las tierras de Moira, Sam deberá tratar de enmendar lo que Gollum torció, y salvara a un Frodo en apuros. Todo sea para que el Portador del Anillo pueda acabar con la guerra y el miedo al tirar el Único a las Grietas del Destino para destruirlo de una vez por todas. Lo dicho, poco mas que añadir a lo que se haya dicho con anterioridad. Me encantan las tres entregas de la saga, pero siempre he pensado que en todos los niveles “El Retorno del Rey” es la mejor de todos. Me parece un final perfecto y redondo para este epopeya. La guerra ha llegado con todo a la Tierra Media, y su presencia marca todos los compases. Siempre me ha hecho mucha gracia que haya gente que tache a Tolkien de ser un blandito, o de crear escenas bélicas que solo se encuadren en que combates son lizas entre las fuerzas del bien contra el mal, sin destacar ningún tipo de matiz en las dos partes. Y eso me parece no entender a Tolkien y el contexto que le tocó vivir. Un contexto sin el cual no puede entenderse “El señor de los Anillos”. Tolkien combatió en La Primera Guerra Mundial y sobrevivió a duras penas a la terrible Batalla del Sonne, de la que salió seriamente herido. Como el mismo señala en el prologo de “La comunidad del Anillo” la mayoría de sus amigos murieron en esa guerra. Posteriormente fue testigo de el alzamiento del nazismo, y como Alemania volvió a poner en jaque al mundo. Vivir dos guerras mundiales forja el carácter y te hace ver las cosas de una forma determinada. Y eso se ve en como la saga bebe de esto, en como uno puede percibir a Sauron como una referencia fantástica a Hitler y al nazismo, y como los ejércitos que el combaten representarían a las fuerzas aliadas, grupos muy diversos unidos para luchar contra el gran mal que amenaza con dominar su mundo y calabrés con todo lo que es bueno en él. Por no hablar de que Sam esta inspirado en los asistentes de los oficiales británicos, que tantas vidas salvaron en los combates de las guerras mundiales. Saber esa referencia da mucha fuerza a la imagen de Sam cargando sobre la espalda a Frodo justo antes de llegar, por fin, al Monte del destino. Desde luego las imágenes bélicas que Tolkien nos regala no tienen nada de blanditas.el autor sabe plasmar con una vivacidad cuasi plástica que impacta los horrores de la guerra, la injusta crueldad que esta acarrea, su crudeza y toda la muerte y dolor que trae. Cuando uno lee como los ejércitos de orcas tiran a la ciudad de Minas Tirith por medio de catapultas las cabezas de aquellos hombres que perdieron contra ellos, uno se da cuenta de que Tolkien no se anda con chiquitas. Cuando hay que describir se describe con frases bonitas y todo lujo de detalles. Cuando hay que enseñarlo que es la guerra la muerte y la violencia campan a sus anchas. Como ya empezamos a ver en la segunda entrega de la trilogía “Las Dos Torres”, en “El Retorno del Rey” la obra se vuelve aun mas coral, en el sentido de que se divide en varias líneas argumentales. Por un lado tenemos lo que ocurre en Minas Tirith, que vemos desde el punto de vista del hobbit Pippin, que ha acompañado a Gandalf para buscar el apoyo del senescal de la ciudad . Su camino esta separado la mayor parte del tiempo del de su fiel amigo Merry, quien se encuentra sirviendo al rey Theoden de Edoras. Y llegados a un punto, el camino de Merry también termina por separarse del de Aragorn, Legolas y Gmli. Y eso solo en la primera parte. Porque la segunda se centra en las desventuras de Frodo y Sam en Moira y en los últimos coletazos del desenlace de la historia. Es una estructura narrativa que en el segundo libro podría molestar al lector, ya que veía a parte de los personajes durante un tramo de la novela y luego tenia que separarse de ellos hasta que leyese la ultima entrega. Pero como estamos ya en el libro final creo que esto le da a todo mucha agilidad y vivacidad. Ahora ya no hay tiempo de aburrirse leyendo, hay muchos frentes abiertos y gracias a este recurso Tolkien puede manejar todos estos frentes con gran eficacia y no dejarse nada en el tintero. Es una buena forma de no perderse en el fresco que Tolkien recrea para los últimos compases de su saga y de ver que pasa con todos los personajes, darles la relevancia que cada uno se merece dentro de este desenlace, y en demostrar los matices y el humanismo que el autor ha sabido imprimirles y el arco evolutivo que todos y cada uno han tenido a lo largo de la historia, independientemente de su duración. La atmósfera se va volviendo cada vez mas tupida página a página hasta volverse agobiante. Hasta llegar a su punto más alto en la que para mi es la parte mas conseguida de todas las que el profesor escribió: los últimos capítulos protagonizados por Frodo y Sam, donde leemos la ultima etapa de su viaje por Moira. Y sufrimos con ellos. Siempre he admitido que dentro de lo que es la forma de escribir del profesor, en la que se le da tanta importancia a las descripciones, eso es algo que a mi me satura, aveces, de leer, por lo pormenorizadas que son estas descripciones. Están muy bien hechas, no lo niego, pero creo que en no pocas veces oLo consiguen relantizar la narración. pero en esta parte, para mi la ambientación que el autor recrea tiene entidad propia. Uno puede sentir como el entorno va volviéndose a cada paso as tétrico, crudo y oscuro a medida de que el camino va haciéndose mas y más difícil, y el miedo y el cansancio van haciendo mella en los dos Hobbits. Esas escenas son angustiosas de leer, se sufre de forma casi físicas con ellas. El perfecto discurrir que nos lleva hacia el clímax ya no solo del libro, sino de toda la trilogía. Un clímax en las Grietas del Destino que pone los pelos de punta y que es pura y épica tensión. Y aquí donde se el personaje de Sam brilla con luz propia. Sam es el personaje sencillo y humilde, el amigo fiel del que nadie espera que sea nada más que el escudero del héroe. Pero aquí se convierte en el héroe sin el cual nada se hubiera salvado y el mal hubiera triunfado. Sam es el héroe que todos tenemos dentro y que sale cuando más hace falta, y por eso el mundo puede ser un lugar mejor cuando todo se va al traste. Siempre me ha parecido muy significativa la escena que tiene con Gollum, cuando este trata de atacarles y hacerse con el Único antes de que llegue a su destino final. En “Las Dos Torres”, Sam, el personaje bueno por antonomasia, demostró una crueldad y falta de empatía inusitadas para uno de los personajes más trágicos de toda la historia. Ahora, casi al final, el arco evolutivo del Hobbit se termina de forjar Jano demuestra que ya no es el mismo que ya no solo dejo el calor y la seguridad de su amada Comarca, tampoco el que era antes de llegar, tan siquiera, al Monte del Destino. El personaje ha cambiado radicalmente, y en pocas líneas Tolkien lo demuestra con la maestría psicológica que le caracteriza. Siempre he tenido sentimientos encontrados con esa parte final, en la que el grupo de los cuatro amigos hobbits vuelven a la Comarca para encontrarse con que su hogar ya no es lo que era por los estragos de la guerra. Por una parte, me parece un tanto innecesario y poca cosa cuando se compara con todo lo que hemos visto atrás (y con todo mi cariño a los Hobbits, que siempre he tenido claro que de haber vivido en la Tierra media hubiera sido uno de ellos). Pero por otro me gusta la idea de que volver a La Paz diaria es un proceso que cuesta, que no vale solo con acabar con el malo malísimo de turno. Para mi le da mucho realismo a todo, me recuerda a Ulises cuando vuelve a Itaca. No sirve solo con que ponga los pies en su amada isla tras 20 años. Debe acabar con aquellos que han pretendido adueñarse de su mujer y de su hacienda, y luego volver a imponer la paz. Te deja la sensación de que todo el sufrimiento y esfuerzo tiene, al final, su recompensa. En muchas lecturas esta parte a mi me ha sobrado o me ha, incluso, aburrido un poco. Pero en esta ocasión la he disfrutado mucho. Se me ha hecho muy amena y entretenida. Una vez más top lien deja claro que de blandito tiene entre poco y nada, porque, aunque sea a menor escala, esa parte también tiene bastante caña y crudeza. He podido apreciar la denuncia que da cuerpo a esta trama, la critica hacia como la acción del hombre esta destrozando la naturaleza y un canto hacia el cuidado al medioambiente. Otro de los grandes pilares sobre los que se cimienta esta obra. Y, ademas, aquí vemos como se le da un final mas que digno al personaje de Saruman, mucho mas acorde con la brillante interpretación que Sir Christopher Lee hizo de este personaje en la trilogía de Jackson y que no me pga nada con lo que vemos del personaje en Tolkien. Siempre me quedo la impresión de que con él el mago blanco no dejaba de ser un malo de segunda al que la envidia que siente hacia Gandalf le corroe, pese a su gran poder y todo lo que se nos dice de él y sus habilidades. Y todo esto nos lleva a ese final sencillo, que tiene algo de inevitable y de mágico, en el que las leyendas y la melancolía se dan de la mano con la esperanza hacia un futuro nuevo y brillante. Es un final mas que digno para la gran epopeya de la literatura fantástica. El rey Eleassar porta la corona de sus antepasados e impone la paz y la prosperidad en la Tierra media. El mundo va recuperándose poco a poco. Las estaciones pasan y los niños nacen. Y las viejas generaciones deben retirarse y dar paso a las nuevas, mientras que las viejas heridas deben encontrar cura. Si Sam ha tenido una notoria evolución a lo largo de los tres tomos, Frodo tampoco se queda atrás. Ha pasado por cosas terribles y ha demostrado una fuerza increíble. Me ha ciado mejor que nunca en esta re lectura. de ahí que me quede la impresión de que ahora lo que se merece es descansar y encontrar la tranquilidad que se merece. Mención especial a los Anales, una serie de textos en los que se nos da información a mayores del legendarium de Tolkien, en los que se cuenta la historia de la Tierra Media y datos geográficos, cronológicos y léxicos del mundo del profesor. Son textos un tanto densos, pero muchos de ellos muy interesantes. Mi consejo es leerlos poco a poco. Yo lo he hecho según me lo a pedido el cuerpo, sin prisas, y por ello he disfrutado esta parte, que puede llegar a a saturar un poco por la grandes cantidades de datos que aporta. En definitiva los libros “El Señor de los Anillos” son de esos que siempre llevaré conmigo. Me llevaré la sabiduría de Gandalf, la amistad chismosa entre Gmli y Legolas, la simpatía de los Hobbits, el valor de Aragorn, el arrojo de Éowyn ( junto a Galadriel el gran personaje femenino de tolkien), la sensatez de carmín y la lealtad de Sam. Una historia donde la grandeza de la fantasía da lugar a una mitología propia y finamente creada en todos y cada uno de sus detalles, pero protagonizadas por personajes llenos de claroscuros y muy humanizados.con razón ha influido e influirá en muchos escritores del género, si bien pocos han podido alcanzar la grandeza de lo que hizo una vez un humilde profesor de Oxford que quería contextualizar los idiomas que disfrutaba en crear. |
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