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Al principio me quedé un poco perpleja cuando descubro que el "Reino Peligroso" al que hace referencia el título no es, ni más ni menos, que el reino de las hadas. Tolkien odiaba la palabra "hada", así que creó sus propios cuentos procurando omitir esta palabra. Me gustó mucho que explicaran el origen de estos cuentos y cómo Tolkien los fue elaborando y perfeccionando con los años. Aunque habría estado mejor que toda esta información figurara al final del libro, de lo contrario, te destripa bastante trama de cada cuento. al darme cuenta de esto, cuando terminaba un cuento retrocedía para leer en la Introducción la explicación correspondiente. El primer cuento se llama Roverandom. Un perro de juguete que, encantado por un mago de la arena, vive originales aventuras por el mundo y encuentra extrañas y fantásticas criaturas. Personalmente me aburrió bastante este relato. No simpaticé con el perrito ni me entusiasmaron sus alocadas aventuras. Se me hizo largo y tedioso. El segundo, Egidio, nos presenta a un granjero de Ham con un aspecto poco heroico, que tras espantar de forma inesperada a un gigante, es elegido para presentar batalla cuando el dragón Crisófilax llega al pueblo. En esta ocasión me fue imposible no recordar la historia de El sastrecillo valiente porque guarda alguna similitud. El tercero se trata de un cuento muy particular, no sólo por su protagonista, el misterioso Tom Bombadil, sino porque está narrado en verso. En el cuento encontramos hobbits, enanos, trolls y princesas. de nuevo este personaje me dejó bastante desconcertada. No llego a entender cuál es su papel en la Tierra Media. Da la sensación de ser un hombre muy poderoso, que tiene conocimiento de las guerras y batallas que aquejan la Tierra Media, pero no quiere complicarse la vida y prefiere estar tranquilo pasando el rato. El herrero de Wootton Mayor viaja al País de las Hadas gracias a los mágicos ingredientes de la Gran Tarta de la Fiesta de los Niños Buenos. Hoja de Niggle narra las extrañas aventuras del pintor Niggle, quien emprende la imposible tarea de pintar el árbol perfecto. Los cuentos son entretenidos (unos más que otros), pero no sentí que estuviera leyendo a Tolkien. Tengo la impresión de que aún no había desarrollado su propio estilo, o quizá no quería recargarlos tanto como El Señor de los Anillos. Como sólo son unos breves relatos tienen un estilo ligero que recuerdan más a El Hobbit. Saludos ;) |
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