Nadie más que yo sabía lo duro que era matar a alguien. Se supone que yo debía proteger y eso iba intentar hacer. Aunque el proceso me costara la vida
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Nadie más que yo sabía lo duro que era matar a alguien. Se supone que yo debía proteger y eso iba intentar hacer. Aunque el proceso me costara la vida
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—Cuando pare la tormenta nos iremos -le dije mirándola y dando un paso atrás- No me traiciones, por favor. No tengo en quién confiar.
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—Empiece a confiar en ella.. Jamás lo ha traicionando.
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—Me temo que no le puedo garantizar nada.. la confianza se gana con el tiempo, señor.
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El límite sólo está en la imaginación.
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—Ya vienen señor.. cuidado con quién confías.
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Gregorio Samsa es un ...