Un verano será suficiente para que hijo y madre se reencuentren y se reconcilien. Una madre que nunca mostró afecto por su hijo, un hijo que se sintió solo. Pero ese verano una enfermedad terminal los unirá para remover sus vidas, sus sentimientos, sus carencias. Ambos han sufrido el abandono de un padre y el fallecimiento de Mika (hija y hermana pequeña), esto junto al trastorno psiquiátrico de él, el odio feroz hacia su madre, y la cercanía de esta a su muerte, llena el relato de dureza y de dolor. Es un libro con muy buena aceptación por parte de las lectoras, con excepcionales críticas, pero a mí personalmente no me ha resultado tan intenso ni me ha llegado tanto. |