Ya he hablado de las maravillas de Josephine Tey como dama del misterio british, ella, toda una escocesa. Novelista y dramaturga, nos trae otro caso del inspector Grant; esta vez la muerte de Christine Clay, estrella de Hollywood, por ahogamiento en la playa de Westover. Un chelín para velas me ha tenido incluso más atrapada que Amar y ser sabio. Me ha gustado más. Aristócratas, médiums, vividores, extraños monjes, mucha farándula y la participación de la siempre fabulosa y elegante Marta Hallard, que parece más enamorada de Grant que lo que la sociedad británica está de ella. Y sin duda, Josephine Tey crea para este novela uno de sus mejores personajes: Erica Burgoyne, una heroína adolescente, divertida, intrépida , terca y más que lista que ayudará de forma clave al inspector Grant; ella, su indecoroso coche Tinny y las entrevistas a los camioneros son las partes mejores de la novela. El desenlace es un puntazo, y como siempre los diálogos y las descripciones contienen literatura y tema más allá de la clásica novela “whodunit”. |