Un lugar seguro

Nuestra sociedad está hecha para contenerse: no reír a carcajadas, no llorar frente a otros, no hacer constar nuestra existencia demasiado alto.

Pienso en mi abuela, en mis tías, en mi madre, en mis amigas, y no sé cómo empezar. No sé cómo podría convencerlas, decir algo que sea como abrazarlas siempre, inventar un conjuro, una serie de palabras que funcionen como amuleto; explicarles que ellas mismas son todo lo que necesitan para hacer cualquier cosa. Y decírmelo a mí, y creerlo. Todo lo que tengo lo llevo conmigo.

es la narración personal, la historia que nos contamos a nosotros mismos, la que da un frágil sentido a todo

Clarice: «Para escribir, el aprendizaje es la propia vida viviendo en nosotros y alrededor de nosotros».

escritura volviera a ser una garantía de tranquilidad, un medio de comunicación conmigo

Las palabras eran tierra firme.

Escribir como una forma de alejarse de la pesadez. Para quebrar de golpe la necia igualdad de los días. Para reconectarse.

Dice Marguerite Duras que escribir es callarse, aullar sin ruido.

Una depende, muchas veces, de lo que odia.

Para curarme de las enfermedades que no tengo, escribo.