Semanas de siete martes

Érase una vez en Londres
Una muchacha que recibe la invitación a una boda del todo inesperada… la de sus padres. Sí, por segunda vez. La verdad es que ya de por sí es una locura, pero más si piensa que en ella puede encontrarse con él. Pero, un momento…, la novela no empieza así. La novela comienza con la boda de nuestra protagonista Winter que recuerda un momento exacto de aquel puente en el que sus padres se volvieron a casar. ¿Queréis saber cuál?
La verdad es que el comienzo de la novela es uno de los grandes aciertos de la misma porque para variar te cuenta ya que sí, que llegaron al happy ending, lo importante no es que lo hicieron, sino el cómo. Así la novela nos cuenta el proceso de enamoramiento de Winter que tras una farsa para protegerse de un pasado (un ex, como suele pasar), descubre que todo es mejor cuando dejamos que los sentimientos fluyan.
De eso va, de sentimientos
Y es que la novela va a ir directamente al corazón del lector. Con una prosa exquisita y completamente fluida, donde no hay una doblez que lleve al despiste, la autora consigue que sepamos y casi vivamos lo que sienten en cada momento cada uno de los protagonistas.
Además, no solo será el amor lo que impregne la novela. El dolor y la traición también estarán presentes, pero como algo que hay que afrontar y confrontar para nuestro propio bienestar. Sin embargo, esto no implica que encontremos el problema del 70%, esto es, que justo en ese porcentaje las románticas suelen poner una complicación a la historia que nos hace dudar o retrasar ese «salir bien», algunas veces hasta de manera forzada. No, Dona Ter nos ofrece una historia que gusta por su sencillez y porque gracias a ese no temer la desgracia, permite al lector disfrutar con los protagonistas.
Brevedad=calidad
El otro punto fuerte es que la novela no es larga y de ahí que la reseña tampoco lo esté siendo. No sé si os ha pasado alguna vez, pero a veces lees una novela que te deja tan a gusto que casi no puedes comentarla. En este caso, así estoy: los personajes son geniales, tienen su toque de humor, un poquito de drama y sobre todo me parecen muy realistas. Por otro lado, la trama es sencilla, pero no por eso se disfruta menos; no tenemos giros de guion cogidos con pinzas y el estilo es genial.
No diré que sea perfecta, porque los gustos son subjetivos, pero desde luego sí que ha sido una novela dentro de la romántica que me ha dejado muy satisfecha y que ha hecho que me enamore de nuevo. ¿Qué más podemos pedirle? Espero que os animéis con ella.

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