Princesa de Agua: Crónicas de Ildril I

Lidia se ve arrastrada a vivir en el pueblo y dejar Madrid por culpa del trabajo de su padre. Tiene diecisiete años y todas sus amigas son de la gran ciudad. Su estilo de vida con el de Cisneros del Valle no pega y la pandilla que hay que es de su edad no la trata demasiado bien. Solo Enrique la trata bien porque cuando ella veraneaba en Cisneros estaban juntos.
Poco a poco y después de mucho quejarse y separarse de los chavales de su edad, termina confraternizando con Enrique y sus amigos aprovechando que las amigas de Lidia vienen a pasar el fin de semana.
Unos días después, son las fiestas del pueblo y van de pic nic al valle, caminado por allí descubre una gruta con un lago y de pronto se ve arrastrada a otro mundo, un mundo de hadas y elfos en el que ella es la princesa heredera.

La novela es muy entretenida, sobre todo cuando comienza a vivir en armonía con sus compañeros y deja de quejarse tanto de estar en un pueblo y de tener que cambiar de vida viendo mermada su independencia.
La verdad es que se entra en el libro con facilidad e incluso te olvidas que es un libro de fantasía hasta que llegas al momento cueva, que más o menos es la mitad del libro.
Una vez en Ildril, es todo nuevo pero tiene sus cosas emocionantes aunque sencillas. El dato más curioso es que el tiempo funciona de forma distinta, es más rápido en Ildril, por lo que al final da la sensación de que nos hemos perdido algo y hasta el próximo libro no sabremos las implicaciones que tuvieron los actos de Lidia en ese mundo. Por lo que el final parece cerrado pero al mismo tiempo quedan muchos flecos abiertos.
Estaré pendiente de la publicación del segundo libro a ver como se desarrollan la trama.