El museo de los ladrones: Los guardianes, libro I - Narrativa Juvenil)

Alhaja es una ciudad gobernada de forma absurda y despótica donde la seguridad de los niños va en detrimento de su libertad. Los adultos sienten tal aversión a heridas, enfermedades, infecciones y posibles raptos de los más pequeños que no conciben otra forma de mantenerlos seguros e ilesos que encadenarlos para limitar sus movimientos. Durante el día, todos los niños sin excepción permanecen atados a los tutores sagrados, que tienen nombres tan significativos como Ilusa o Confort, que les exigen atención y obediencia máxima, y en la noche duermen también con grilletes fijados a las camas. Goldie Roth siente que no encaja en ese mundo tan cerrado y tiránico. Es demasiado despierta y vivaz para soportar esta rigidez en todos los sentidos y el Día de la Separación no es un consuelo. Cuando cumplen doce años, la edad de Goldie y sus compañeros, se devuelve la custodia de los niños sin cadenas a sus padres, pero con la condición de que durante la noche los aten de nuevo.

Goldie sabe que este cambio no supone una gran mejora y por eso, harta de acumular castigos y reprimendas extremas por lo intrépido y decidido de su carácter, consigue escapar. Su huida no puede ser más provechosa, porque llega al Museo de Coz, un lugar “mágico y oculto”, aunque no exento de misterios y peligros, ya que alberga un monstruo que hay que evitar. En este maravilloso sitio la niña deberá ser capaz de circular a través de las salas que cambian de lugar y entender que las paredes tienen vida propia al dilatarse o ensancharse a voluntad. Incluso los pasillos entonan una melodía y varían su sentido según el estado de ánimo del museo.

Goldie tiene la oportunidad de ser una de las guardianas de este museo, pero antes debe robar para demostrar que merece ocupar este cargo. La tarea no le resulta complicada, hasta no hace mucho la pequeña ha logrado robar algo imprescindible para vivir como es la libertad y el derecho a experimentar por uno mismo.

En este museo se guardan todos los males que la sociedad actual teme, y los guardianes demostrarán que, más que evitar o esconderse de lo que nos produce miedo, es mejor hacerle frente. Y, sobre todo, hay que primar la educación y la formación a la protección excesiva o la negación.

Escrita de forma sencilla, estamos ante una historia que atrapa desde el principio y presenta una serie de personajes fascinantes cuya personalidad contrasta fuertemente con el entorno en el que han sido educados y desean cambiar.

El museo de los ladrones tiene claras resonancias con las distopías juveniles por la presentación de una sociedad injusta e hipercontrolada que afecta sobre todo a los jóvenes y donde la única salida es romper con todo y enfrentarse para sobrevivir. En este caso, la ciencia ficción se sustituye por la magia, ya que al final encontramos un manual práctico de invisibilidad y se describe el lenguaje dactilar con el que los protagonistas se comunican.

La autora australiana Lian Tanner ha ganado varios premios importantes en su país. Dotada para la fantasía, este es el elemento clave de la mayoría de sus libros para niños y jóvenes, en los que destaca el sentido de la justicia, el valor de la amistad y la búsqueda de uno mismo. El museo de los ladrones es el primer libro de una trilogía. Los títulos siguientes (Ciudad de las mentiras y Sendero de las bestias), continúan con los mismos personajes pero ya inmersos en un objetivo común más en la línea de salvación.
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Me ha gustado mucho porque los libros que son de aventuras, misterios... Me gustan mucho.
Cada vez que terminaba de leer un capítulo quería seguir leyendo otro porque me quedaba con la intriga.
Trata de que se quieren llevar a una niña llamada Goldie a una prisión para separarla de sus familias porque eran niños que hacían cosas malas o travesuras, las personas que se la querían llevar eran los protectores supremos, pero sus amigos, su tutora y varias personas más la ayudan para que no se la llevasen a la prisión, pero la encuentran y se la llevan a la prisión, cuando los padres se enteraron de que la habían llevado pensaron que no volverían a ver más a su hija, en su huida Goldie atraveso un Museo que le cambiaban las paredes y salas que cambiaban según hiba avanzando, por el camino se encontró a otro niño que estaba intentando escapar, cundo salieron del museo cada uno se fue con su familia y todos los amigos de Goldie y su familia se pusieron muy contentos.