Cómo cambiar tu vida con Sorolla

El arte es el único bálsamo para los dolores.

Sorolla solo pinta «con calor de vida» cuando lo hace de un modo sintético. Si se pone a analizar, su pintura se vuelve convencional. Si pinta sin fe, no es Sorolla. Por eso necesita abordar el lienzo de forma impetuosa.

A veces hay que irse lejos para descubrir que lo que quieres pintar es el mar que tienes delante de tu casa.

En esta vida hay que hacer las cosas sin prisas, disfrutar de lo que se tiene, tener reposo.

La vida te parecerá miserable si tu mirada es triste; que las cosas son porque las vemos, y cómo las veamos depende de lo que hemos visto antes; y que, en definitiva, por muchas incompatibilidades que se den, siempre es posible encontrar alguna afinidad, como por ejemplo el violeta.

Donde hay luz, hay verdad.

Puede que Sorolla no demostrase ninguna simpatía hacia los impresionistas —aunque maestros como Monet alabasen su «soberbio dominio de la alegría de la luz»—, pero en su pintura, quizá de manera «natural», acogía formas de hacer del impresionismo.